Las entrañas de Chernóbil se están calentando y los científicos no saben por qué

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En uno de los sótanos de la central nuclear, actualmente inaccesible, ha comenzado una reacción de fisión nuclear. Ocurre 35 años después de la catástrofe.

Los científicos encargados de monitorear las ruinas de la planta de energía nuclear de Chernóbil, en Ucrania, han detectado un aumento en las reacciones de fisión en una cámara inaccesible actualmente. En estos momentos están investigando y evaluando si esta actividad irá decayendo en los próximos días o si será necesaria una intervención. Este fenómeno se ha registrado justo 35 años después de que, un 26 de abril de 1986, la central nuclear V.I. Lenin de Chernóbil saltara literalmente por los aires, protagonizando el peor accidente nuclear de la historia.

Chernóbil: Sus entrañas vuelven a calentarse

El accidente de finales de los 80 provocó que muchos de los pasillos y paredes de las instalaciones quedaran derribados, sepultados y sellados. Tal y como informan desde New Scientist, grandes cantidades de material fisionable del interior del reactor quedaron esparcidas por todas las instalaciones… que junto el hormigón, la arena y el acero, formó un compuesto altamente radioactivo.

«Son como las brasas del fondo de una barbacoa», explica Neil Hyatt, profesor de química de materiales nucleares en la Universidad de Sheffield y miembro del Comité de Gestión de Residuos Radiactivos del Reino Unido. 170 toneladas de uranio, enfriado y endurecido como lava coagulada, se encargaron de inundar las salas de los sótanos de la zona del reactor. «Es un recordatorio para nosotros de que no es un problema resuelto, es un problema estabilizado«.

Se cree que una cámara, conocida como sala del subreactor 305/2, contiene grandes cantidades de este material, pero es inaccesible y no ha sido vista por ojos humanos o robóticos desde el desastre. Los científicos han percibido un aumento en las emisiones de neutrones de esta habitación, con niveles que aumentaron alrededor del 40% desde principios de 2016. Precisamente ese año fue en el que se colocó un nuevo sarcófago de seguridad… que si bien ha cumplido hasta ahora con su función, podría ser el causante de este problema.

Los investigadores manejan la teoría de que este sarcófago está provocando una «sequía»: el agua ralentiza a los neutrones que emiten el combustible de uranio o plutonio cuando se desintegran radioactivamente. «Estamos hablando de tasas de fisión muy bajas, por lo que no es como un reactor nuclear burbujeante. Y nuestra estimación del material fisionable en esa sala significa que podemos estar bastante seguros de que no obtendrá una liberación de energía nuclear tan rápida como para provocar una explosión«, valora Hyatt.

«Pero no lo sabemos con certeza. Hemos visto excursiones como esta antes con otros desechos de combustible. La tasa básica de neutrones ha aumentado, estabilizado y vuelto a disminuir. Eso es obviamente lo que esperamos que suceda. La situación es motivo de preocupación pero no de alarma, aunque si la tasa de producción de neutrones continúa aumentando, es posible que se deba intervenir».