Un productor rural ubicado de la jurisdicción del municipio de Taco Pozo, en el límite con la provincia de Santiago del Estero, denunció que un grupo de personas armados, entre ellos policías, al mando del empresario santafesino Mario Virili lo desalojó del campo fiscal que habita desde 2018, aunque decían que existía una orden de desalojo, nunca exhibieron este documento.
Además de arrojar sus pertenencias al costado de la picada Olmos, de maltratar y someter a momentos de gran temor a sus hijas de 3 y 5 años de edad, estas personas destruyeron la vivienda, los corrales y el tanque australiano, entre otras obras existentes en el predio, y le sustrajeron varias pertenencias, entre ellas casi $500 mil, además de un reloj de oro y otros recuerdos de su fallecido padre.
El campo que habitaba el productor ganadero Julio Rafael Robles junto a su mujer y cuatro hijos, todos menores de edad, comprende 1.250 hectáreas ubicadas en el paraje El Zorzal sobre la picada Olmos, entre las picadas 20 y 30, del departamento Almirante Brown, a 120 kilómetros de Taco Pozo y a 100 de Monte Quemado. La picada Olmos es el límite interprovincial entre las provincias de Santiago del Estero y el Chaco.
El 30 de octubre último, el productor ganadero denunció formalmente en la Comisaría de Fuerte Esperanza, en el departamento General Güemes, que ese mismo día fue echado de su campo por un grupo de personas que llegó a las 8.30 en varias camionetas, una sin patente, otra a la que identificó como “la camioneta gris de Virili”, más “su camión Dodge” naranja y “su topadora”, y 3 patrulleros policiales.
Una mujer, a la que Robles identificó como Viviana Arias, se presentó diciendo que iba desde el Juzgado de Paz de Los Frentones “con una orden de la fiscalía de Sáenz Peña para hacer un desalojo” y, sin mostrarle esa supuesta orden, “comenzaron a cargar mis pertenencias en mi camioneta, en dos acopladitos que yo tengo y en una pala de arrastre que era para cavar represa” y las sacaron a la picada Olmos, “mientras que la topadora de Virili manejada por él mismo, comenzó a destrozar los corrales de chivo, chancho, vacas, también rompió el bebedero, un (tanque) australiano y luego tumbó mi casa, baño y un aljibe que tenía con agua para tomar, también rompieron una antena de 35 metros construida en columnas de hierro para poner antena Wi-Fi, también sacaron a mi familia y a mí, quedando una cantidad de 200 vacunos de mi propiedad en dicho campo, a las 16.00 se retiraron quedando en el interior del campo el sr. Virili”.
“Mario Virili, daba las órdenes con total impunidad”, aseguró Eleodoro Robles, hermano del desalojado. Destacó que Virili puso una casilla y dejó a empleados suyos.
Eleodoro Robles dijo a NORTE que hubo pérdidas cuantiosas, para graficar, contó que sólo las balanzas usadas para la venta de vacunos están valuadas en $200 mil y el cepo, en $150 mil. Aseguró que el desalojo fue “de sorpresa, nunca hubo una notificación y lanzamiento de desalojo”, que actuaron casi 30 personas y “nadie se identificó, nadie mostró una credencial de nada”. Sostuvo que hubo “un ensañamiento total”, contó que Virili “volvió a pasar con la topadora” por encima de las obras, destruyéndolas y que fue “muy cruel”. “Ni agua para tomar a las criaturas, les dejó”. Contó que la intendencia del Parque Nacional Copo está proveyendo de agua no contaminada a la familia de su hermano.
Julio Robles pidió permiso a la vecina Ángela Soto para guardar sus cosas esparcidas al costado del terraplén. Entonces constató que le faltaban casi $500 mil de un total de $900 mil que tenía guardado, producto de la venta de vacas, de los que solo le entregaron $415 mil. Y le faltaban también 1 motosierra marca Stihl, 1 moto taladro, 1 escopeta calibre 12, 1 rifle calibre 22, varios cuchillos y hasta7 lechones y 4 cabritos de raza Boer.
El 3 de noviembre, habiendo revisado sus cosas, Robles amplió su denuncia, detallando más pertenencias desaparecidas en el desalojo: 2 soldadoras, 1 taladro, 1 bidón plástico de 60 litros lleno con gasoil, 2 lazos (uno de cuero trenzado y otro de piola torcida), 1 caja de herramientas varias, 2 bolsas de cemento, 2 baterías de 12V, 1 bomba sumergible, 1 reloj de oro que era un recuerdo de su padre, Julio César Robles, con la leyenda JR, en la parte superior del prendedor, 1 anillo de oro con las iniciales JR, que también pertenecía a su padre, fallecido, y una cadena de oro con una cruz de plata. Además, hasta le sacaron 3 packs de vino Toro y 2 cajones de cerveza. Robles recordó asimismo que en el campo del que fue expulsado quedaron 200 animales vacunos de su propiedad.
Las nenas encerradas en la camioneta
Ese mismo 3 de noviembre Robles presentó otra denuncia, esta vez contra los integrantes de la Policía del Chaco que participaron del operativo. Los acusó de “malos tratos con violencia a menores y amenazas”.
Relató que el día del desalojo “la primera medida que tomaron un número de 8 personas de civil, fue reducirme junto a mi hijo”, un adolescente de 14 años que no tiene visión en un ojo, a ambos los esposaron y los pusieron boca abajo “apuntando con armas largas, mientras a mis 2 hijas” de 3 y 5 años de edad, “las quitaron de las manos a mi concubina y las encerraron en una camioneta marca Toyota, de color blanca, sin patente, mientras custodiaba el rodado una persona de sexo femenino quien decía ser asistente social sin identificarse”. Esta persona “acompañaba a la ciudadana Viviana Arias, quien oficiaba como oficial de justicia del Juzgado de Paz de Los Frentones”.
En esas circunstancias “la supuesta asistente amenazaba a mi concubina que se quede tranquila, de lo contrario le quitarían sus hijas y se las llevarían”. Robles sostuvo que esta situación fue traumática para sus pequeñas hijas, por lo que solicitó que “sean tratadas con profesionales”. Y responsabilizó por todo a Viviana Arias y a Mario Alfredo Virili, “quien constantemente daba órdenes a las personas que acudieron al lugar”.
Un desalojo anunciado
Ya en julio de 2019 Robles había avisado a las autoridades que podían darse situaciones de conflicto con Virili, a quien había denunciado por amedrentamiento y amenazas.
Robles se había presentado en la Comisaría de Taco Pozo, informando que desde 2008 es “solicitante y actual ocupante de una porción de tierra identificada como la Fracción Sur Este de la Legua ‘C’ del Lote N° 58 Zona ‘E’, Departamento Almirante Brown, con una superficie de 1.250 has, alambrada en todo su perímetro”, que vive ahí “junto a su grupo familiar y se dedica a la cría de ganado vacuno, caprinos, yeguarizos, porcinos, que tiene mejoras como vivienda, corrales (manga, cepo, cargador, casilla de operar), bebederos”.
Y había avisado que “desde que se posicionó en ese lugar está siendo amedrentado por un vecino de nombre Mario Virili, quien está realizando tareas de picadas dentro de esa fracción no respetando la posición del dicente”.
Según el campesino, Virili tiene un campo vecino pero “aun así va y perturba su posición, por ello solicita que se tome alguna medida para que esta persona paralice todo tipo de actividad que esté realizando dentro de la fracción Mitad Sur de la Legua ‘C’ del Lote N° 58 Zona ‘E’ de este Departamento, a fin de evitar conflictos ya que no quiere tener problemas con ninguna persona”.
Hasta había relatado que “en una oportunidad, cuando el dicente no estaba, este Virili fue y en forma prepotente les dijo a sus hijos ‘decile a tu papá que se retiren de este lugar porque no saben quién soy yo, van a tener problemas’”.
Robles contó a NORTE que su familia reside desde hace 50 años en esa zona. En 2018 el productor amplió una denuncia realizada por su hermano, Eleodoro Baltazar Robles, en Taco Pozo. Entonces Julio Robles contó que “es nacido y criado en el paraje La Libertad, zona rural de esta jurisdicción”.
Por 1985 Robles se independizó de su familia materna y se fue a vivir enfrente, del lado de Santiago. Pero en 2002 ese lugar se declaró Parque Nacional y en 2017, “sin previo aviso fue desalojado” y “dejado con toda su familia y sus pertenencias a la vera de la picada de Olmos”. Por eso se presentó en el Instituto de Colonización de Taco Pozo y solicitó una “adjudicación de tierra dentro de este Departamento”, ya que tenía unos 300 animales vacunos.
El empleado de Colonización Ramón Taboada fue hasta el lugar que ocupaba Robles, una extensión de 2.500 hectáreas, y luego de recorrerlo, le dijo que “ese terreno era fiscal” y debido a la urgencia del productor, lo autorizó a que se posicionara “dentro de la mitad Sur de la casa Legua, la cual tiene una superficie de 1.000 has y que posteriormente haga formalmente la solicitud para futura adjudicación”.
Robles informó que “desde entonces está viviendo en ese lugar y ya presentó toda la documentación para que se le otorgue oportunamente la adjudicación de esa fracción de tierra”.
Fuente norte