Luego de los resonantes crímenes con el sello narco, desde el Ministerio Público Fiscal reiteraron las propuestas que realizaron para frenar a la narcocriminalidad que actúa desde las cárceles. Una de las propuestas es evitar que los reclusos de alto perfil accedan a aparatos de telefonía celular dentro de los penales.
Es que se constató que las comunicaciones y la utilización de equipos o terminales móviles en establecimientos penitenciarios por parte de reclusos de alto perfil -por dirigir o pertenecer a organizaciones narcocriminales relevantes- continúa siendo de uso cotidiano. Y en un informe que se presentó hace un tiempo aparece el caso de un preso de alto perfil que fue alojado en la U7.
«Se probó que, desde la Unidad 7 Carlos Bareiro lideraba una compleja asociación ilícita integrada por más de 50 personas dedicadas al comercio de estupefacientes, agravada por la participación de menores de edad y por la intervención de funcionarios públicos», señalaron fiscales federales en el informe.
«Bareiro daba las directivas mediante la utilización de teléfonos celulares que tenía en su lugar de detención o por intermedio de las personas que lo visitaban», añadieron en el informe.
Pero no es el único caso, sino que en los últimos años se incrementó el número de allanamientos a la prisión federal ubicada en la capital chaqueña por investigaciones relacionadas con el narcotráfico. Y los materiales encontrados en las celdas donde estaban alojados los reclusos permiten inferir que comandaban las organizaciones desde la cárcel.
Ahora hay que esperar como se acciona desde el Estado para evitar que desde las prisiones argentinas los detenidos puedan seguir delinquiendo.