El organismo internacional mejoró las perspectivas de crecimiento para Argentina respecto del 3,6% estimado hace seis meses. Los detalles en la nota.
El Banco Mundial elevó a 4,2% la proyección de crecimiento de la economía en Argentina para este 2022, una mejora respecto del 3,6 estimado seis meses atrás.
El organismo multilateral hizo hincapié en la dinámica de aumentos de precios de las materias primas como propulsor del crecimiento económico de varios países de la región, un factor que advierte estará ausente el año próximo y desalentará el clima de negocios. Para Argentina la proyección de crecimiento del PIB es moderada para 2023, un 2% anual.
De esta forma, las estimaciones del Banco Mundial, tanto para este año como para 2023, coinciden con las que incorporó el Gobierno en el proyecto de Presupuesto 2023. Allí prevé una expansión del 4 por ciento para 2022 y del 2 para 2023.
Por su parte, el economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, William Maloney, dijo en conferencia de prensa que las economías de la región recuperaron sus niveles prepandemia y cierta sensación de normalidad, pero deben sostener la reactivación para evitar un nuevo ciclo de bajo crecimiento como el que atravesaba la región previo a la covid-19.
El Banco Mundial anticipa que los precios de las materias primas descenderán un 10 por ciento el año próximo, según cita el informe desde el FMI. Eso sumado al efecto contractivo del aumento de las tasas de interés en las principales economías del mundo y la incertidumbre provocada por el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, impactarán negativamente sobre la dinámica de la región. El informe que presentó Maloney pronostica que el PIB regional crecerá 3 por ciento en 2022 y 1,6 el año próximo.
En este marco, las principales economías mostrarán una expansión más bien moderada: en 2023 México crecerá 1,8 por ciento; en tanto Brasil lo hará en el orden del 0,8 y Chile anotará una contracción de -0,5 por ciento en el PBI. Son tasas similares a los bajos niveles observados en la década de 2010 e insuficientes para lograr avances significativos en términos de reducción de la pobreza, concluye el organismo.