Sucedió este lunes 4 de julio al mediodía. F.R., de 57 años, fue sorprendida con un llamado telefónico. Del otro lado de la línea, un hombre fingía ser su hijo y le decía que había tenido un accidente. Le pedía 5.000 dólares para evitar que lo imputaran en una causa penal por el siniestro.
La mujer, vecina del barrio porteño de Palermo, se dio cuenta enseguida de que esa no era la voz de su hijo. Rápida de reflejos, mientras continuaba con el diálogo, se puso en contacto con un grupo de vecinos a través de un chat de WhatsApp.
“Estoy al teléfono con una estafa virtual, ¿qué puedo hacer para que los agarren infraganti?”, escribió F.R. en el grupo. Eran las 12.30. Así, aconsejada por uno de sus vecinos, la mujer se puso en contacto con la comisaría y pactó una entrega con los delincuentes.
La cita era a las 13.45 en la intersección de Avenida General Las Heras y República Árabe Siria. Hasta allí se dirigió el estafador -más tarde identificado como Jonathan Emanuel Diez, de 29 años-, a bordo de una Kawasaki negra y verde sin dominio.
Al llegar al punto de encuentro, el delincuente detuvo la marcha. Sin que él lo supiera, allí lo esperaba un oficial encubierto, que simulaba ser la persona con la que iba a hacer el intercambio.
“Vengo a retirar el sobre”, le dijo. Automáticamente, fue detenido. “Policía, policía, policía”, comenzaron a gritar los efectivos de la Comisaría 14C de la Ciudad, mientras reducían al delincuente ante la mirada atónita de los transeúntes.
El caso lo investiga el Juzgado Nacional Criminal y Correccional N°35 que, de momento, dispuso la detención del imputado, el secuestro de la moto y de un teléfono celular.
Este tipo de estafas, en las que los cibercriminales contactan a diferentes personas, haciéndose pasar por parientes en apuros para solicitarles dinero urgente, no es nueva.
El modus operandi recuerda a los secuestros virtuales en los cuales, el criminal hace un llamado en medio de la noche a una persona y le dice que tiene secuestrado a un familiar. Luego se pone al supuesto familiar (que es otro criminal) al móvil gritando y llorando, para hacerle creer que se trata de un secuestro real. Ante la confusión generada, la persona cae en la trampa y termina entregando el botín donde se le indica.
Para evitar ser víctima, los especialistas recomiendan, en primer lugar, tratar de contactarse con el contacto en cuestión para verificar si evidentemente está en apuros, tiene alguna dificultad o cambió de número.
En segunda instancia, aconsejan aguardar un tiempo antes de accionar porque puede tratarse de una trampa. Luego, como medida general, no se deben dar datos personales a nadie por teléfono y no hay que descargar contenido que se envíe por links, si es que se tiene alguna sospecha.
Por último, indican hacer la denuncia en la Fiscalía o autoridad correspondiente para evitar o al menos, limitar la circulación de este tipo de engaños.
Fuente infobae