Comer saludable es una de las preocupaciones de nuestro tiempo. Cada vez con más frecuencia las personas se interesan en qué ponen en su estómago. ¿Tiene grasa? ¿cuántas calorías contiene? ¿es light o libre de azúcar? Son preguntas hechas a menudo por los consumidores antes de comprar un producto.
El auge del “consumo responsable” también ha potenciado una tendencia gastronómica: el veganismo, que consiste en alimentarse exclusivamente de alimentos vegetales, o en otras palabras, no comer animales o productos de origen animal, incluyendo leche, queso y afines.
Todo esto deriva en una pregunta lógica ¿qué es más saludable, una dieta basada en carne o una dieta basada en plantas y vegetales?
Responderla no es tarea sencilla y hay argumentos de lado y lado. Los carnívoros señalan que el cuerpo necesita ciertos nutrientes que no pueden ser reemplazados por los vegetales y que privarle al cuerpo de ellos es en últimas dañino para el organismo. Los veganos y vegetarianos afirman que comer carne, y alimentos ultraprocesados, no solo daña el cuerpo, sino que atenta contra los derechos de los animales, seres sintientes que no merecen ser tratados como comida.
En últimas la pregunta se mantiene y hasta ahora no tiene una respuesta definitiva. ¿O sí?
Aquí es donde entran en escena Hugo y Ross Turner, ellos son dos deportistas de aventuras que en los últimos 10 años han recorrido el mundo enfrentándose a todo tipo de desafíos. Su pasión por explorar la naturaleza y los límites del cuerpo humano los ha llevado a mantener un estilo de vida lo más saludable posible, buscando siempre potenciar las capacidades de su cuerpo.
Estos aventureros británicos se han sometido a una serie de expediciones pioneras en el mundo para ayudar a las personas a aprender sobre el planeta. Juntos han remado el Océano Atlántico, escalado el Monte Elbrus, han intentado caminar por el casquete glaciar de Groenlandia y han llegado a varios polos de inaccesibilidad, entre ellos; los polos australiano, norteamericano y sudamericano e ibérico.
Pero Hugo y Ross comparten otra cosa además de su amor por los deportes de aventura, el 100% de sus genes, pues son gemelos idénticos.
En una de sus más recientes aventuras, los gemelos se prestaron para hacer conejillos de indias para un experimento que esperaba ponerle punto final a la discusión sobre la mejor dieta: carne o vegetales.
El experimento
Con la idea de probar que dieta era mejor y más saludable, y por ende podría mejorar el rendimiento atlético de los gemelos, Hugo y Ross se embarcaron en un experimento dirigido por el Departamento de Investigación Géminis del King’s College de Londres, Reino Unido.
Con ellos ya habían hecho otras pruebas sobre gemelos idénticos, una especialidad en las investigaciones de este departamento.
De acuerdo con Tim Spector, profesor de epidemiología genética de la universidad, el interés en realizar estos estudios en gemelos idénticos parte de la propia naturaleza de estos individuos que, al compartir la misma carga de genes, son perfectos sujetos de prueba el uno del otro.
El objetivo, finalmente, fue identificar cómo cada uno de estos individuos responden a diferentes tipos de alimentos y a partir de ahí derivar conclusiones que nos ayuden a entender cómo la alimentación afecta o mejora el cuerpo humano.
El experimento se delimitó en un marco de 12 semanas, en las cuales uno de los gemelos, Hugo, adoptaría una dieta 100% vegana mientras que Ross continuaría comiendo carne y productos lácteos.
Esto sucedió entre enero y marzo del 2020 y para hacer las cosas más interesantes, ambos se sometieron a un régimen de entrenamiento físico exactamente igual, consumiendo la misma cantidad de calorías diariamente.
De acuerdo con Ross, en conversación Insider, para la dieta vegana de Hugo siguieron las recomendaciones de planes alimenticios para atletas de documentales como The Game Changers.
“Queríamos eliminar los prejuicios y las opiniones y reducirlo al nivel genético. Podemos involucrar la ciencia porque somos gemelos y genéticamente idénticos, por lo que podemos compararnos en entornos extremos”, dijo Ross a Insider.
La pareja monitoreó cómo se sentían durante el transcurso del experimento y fueron seguidos por los investigadores de King’s College, para rastrear métricas básicas de salud como peso, colesterol y masa muscular.
Los entrenamientos incluyeron ejercicios de resistencia en el gimnasio de cinco a seis veces por semana, siguiendo un estricto programa diseñado por Ross, que es entrenador personal. Y se aseguraron que sus comidas tuvieran la misma carga calórica usando el servicio de comidas Mindful Chef.
Al final, notaron algunas diferencias en términos de ganancias musculares, pérdida de grasa y salud digestiva.
Los resultados
Hugo comenzó el experimento con 83.9 kilos y un 13% de grasa corporal, pero después de un mes en dieta vegana había bajado casi 9 kilos. Esto no necesariamente es bueno, pues al principio el propio Hugo señaló que se sentía algo débil y que su cuerpo le pedía consumir carne y lácteos. Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo y mantenía el programa de entrenamientos, la mayoría de ese peso regresó.
Al término de las 12 semanas pesaba 81 kilos, pero casi todo ese peso perdido fue masa grasa, logrando bajar en un punto porcentual completo su composición total de grasa corporal, el cual terminó en 12%. Sus niveles de colesterol también bajaron.
Tras ese primer mes de adaptación, los niveles de energía de Hugo subieron de manera importante. Dijo que se sintió más alerta durante las sesiones de gimnasio, especialmente a la hora del almuerzo, en comparación con su típica rutina antes de cambiar de dieta.
“Con una dieta vegana, mi concentración mental fue mucho mejor, no tuve las caídas de energía de media tarde y me sentí un poco más cargado”, le dijo a Insider.
Según él, una explicación de esto era que el veganismo había cambiado sus hábitos de comer bocadillos, reemplazando las papas fritas y las galletas por frutas y nueces.
Pero en contraste notó que aunque se sentía con más energía, su libido disminuyó drásticamente.
“Simplemente lo perdí, realmente no sé qué pasó”, dijo, agregando que su experiencia puede no ser un rasero para todas las personas.
Por su parte, Ross aumentó sus niveles de músculo y grasa corporal durante el experimento. Él comenzó con un 13% de grasa corporal, y terminó en un 15%, del mismo modo también aumentó su peso, partiendo de un peso similar al de su hermano y terminando en 85.7 kilos.
Para el caso de Ross los niveles de colesterol de su cuerpo se mantuvieron constantes durante las 12 semanas que duró el experimento.
La dieta ‘carnívora’ de Ross, no obstante, no distaba mucho de lo que ya consumía normalmente, aunque sí consumió una cantidad de alimentos más variados, todos bajo una lógica extremadamente equilibrada en términos de macronutrientes. Él comía pollo, pescado, carnes rojas, verduras, lácteos y cereales.
Claramente Hugo tuvo los cambios de dieta más significativos, pues tuvo que encontrar un sustituto para la proteína animal que usualmente comía y reemplazarla por cosas como tofu, tempeh (soja fermentada) y yaca.
Esto produjo otro cambio notable, su microflora intestinal, esa población de bacterias beneficiosas que viven dentro de nuestro sistema digestivo, se adaptó a la nueva dieta.
De acuerdo con muestras fecales analizadas por los científicos que acompañaron el experimento, dichas bacterias le dieron a Hugo una mejora potencial en su resistencia a algunas formas de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes tipo 2.