«Surfeo de trenes», así define un grupo de jóvenes al pasatiempo de alto riesgo que consiste en subirse a los trenes que circulan entre la capital federal y la provincia de Buenos Aires y hacer todo tipo de trucos que desafían a la muerte.
«Te ponés arriba de un techo, y el movimiento de cuando te parás imita exactamente la sensación de estar sobre una ola con una tabla de surf», describe uno de ellos a un cronista de Telefé Noticias que este miércoles mostró un informe al respecto.
«Una vez que estás arriba aprovechás el momento y querés disfrutar de la mejor manera posible. Empezás a innovar, a saltar de un vagón al otro, corrés, buscás la toma para sacarle una foto a tu amigo», agrega el joven de 20 años, que se cubre la cara para no revelar su identidad.
En ese informe se muestran imágenes de cómo un grupo se sube a los techos del tren Mitre ramal Tigre, y recorren el norte del área metropolitana.
La travesía comienza en la estación Acasuso, y con destino a la capital pasan por Martínez, La Lucila y Olivos. Luego pasan por Viente López, Comodoro Rivadavia, Núñez y se bajan en Belgrano.
«Nos fijamos todas las variables, nos fijamos dónde está la electricidad en cada tren; qué tren me hace zafar más de la seguridad y de la gente; en qué momento se sacude, todo eso hay que tenerlo en cuenta para no caerse», explica el joven entrevistado
Esperan agazapados sobre los techos de los andenes a que el tren frene en la estación y saltan a último momento para que no los vean los guardias ni los pasajeros.
Una vez arriba, primero viajan acostados. «No lo puedo creer, boludo», se dicen entre ellos. Con la formación en movimiento, el próximo paso es pararse. Y cuando encuentran el equilibrio, juegan a saltar, correr y hasta bailar.
Otra prueba de riesgo es cruzar la General Paz, la frontera entre la capital y la provincia. Cuando se acercan a la autopista, en una maniobra peligrosísima se vuelven a acostar sobre el techo y logran pasar al territorio porteño.
También saltan de un tren a otro cuando ambos coinciden en las estaciones, o se descuelgan de los puentes peatonales y aterrizan sobre los techos.
Antes de llegar a Barrancas de Belgrano, la última parada del tour, los jóvenes planifican su escape de la estación para evitar ser detenidos. Cuando el tren está frenando, se bajan de un salto, descienden por las escaleras mecánicas a contramano, y saltan los molinetes para perderse entre las calles.
«Siempre te descubren, después hay que ver si te agarran…», dice el enmascarado. «¿Quién se va a creer que hay gente arriba del techo de un tren?», agrega, con tono un desafiante.
La idea se les ocurrió cuando estaban «totalmente aburridos viendo Misión Imposible, una película de Tom Cruise donde corre arriba de un tren y dijimos ‘lo queremos hacer'».
Y ellos son conscientes del riesgo que implica semejante actividad. «Ya nos pasó que frenó el tren entre estaciones por causa nuestra y tuvimos que tirarnos del techo a las vías», cuenta.
Sin embargo, la reivindican: «Produce adrenalina pura, es lo que buscamos. Tenés a la muerte a un metro de un lado y a un metro del otro. Todo ser vivo le tiene miedo a la muerte pero se vuelve adictiva esa adrenalina».
Fuente: Clarín.