“Me ahorcaban, me pateaban por las costillas con sus botas, me dieron golpes por todo el cuerpo”, relató Barreiro a diario Norte, y agregó que, a causa de los apremios, “estuve a punto de convulsionar y escupir sangre”.
Según contó, fue detenido el 1 de enero, después de las 7, mientras volvía a su domicilio desde la casa de un amigo. En ese contexto, al llegar a la intersección de calles Illia y Sauce, a apenas una cuadra de su casa, dos agentes policiales descendieron de una camioneta y lo detuvieron, tras llamarlo por su apellido, acusándolo por el supuesto robo de una moto.
Así, fue esposado y trasladado a la Comisaría Segunda de Barranqueras donde permaneció detenido y torturado desde las 7.30 hasta las 13. Según indicó, lo ubicaron en una “habitación donde guardan hielo” y comenzaron los apremios para que confiese sobre el robo de la motocicleta robada, con el que insistió no tener ninguna vinculación. Una vez que acabaron con los golpes, cerca de las 14 fue trasladado hasta Sanidad Policial, y dejó constancia de los hematomas a causa de la tortura. A las 22 fue puesto en libertad, acusado de cometer una contravención.
El denunciante reveló que fueron cinco los policías que intervinieron e identificó a dos: uno de nombre Matías Colman y otro de seudónimo “Cáscara”, según dejó constancia en su renuncia radicada en la Unidad de Atención a la Víctima y al Ciudadano de avenida 9 de Julio al 300. La causa por la violencia policial lleva el número de expediente 262/2020-1.
Pero la pesadilla de Barreiro no terminó ahí. Seis días después, cuando se dirigía con un conocido al kiosco ubicado a una cuadra de su casa, cuatro policías en dos motos, lo redujeron y nuevamente fue golpeado, por no tener información del robo del que lo acusan.
“No puede hacer una vida tranquila, estoy muy preocupado, siento mucho miedo, pero si algo me pasa, hago responsable a Graciela Noemí Duarte, que es la jefa de la comisaría donde estuve detenido y al jefe de Investigaciones”, concluyó Barreiro a diario Norte.
Fuente chaco dia x dia