Grave caso de violencia de género: La ahorcó, la desnudó y la hizo caminar por la calle

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Ella de Charata, y él de Taco Pozo, estudiando en Resistencia. Abuso sicológico, golpes, incluso en lugares públicos, terminaron con la joven en el psiquiatra.

El lunes pasado, en Charata además de ahorcarla repetidas veces, hasta el desmayó, la desnudó y la hizo caminar por la calle, en la madrugada.

Lourdes, su mamá y su papá decidieron hacer público en los medios lo que ocurrió, muy preocupados y asustados, de lo que pueda pasar con ella.

La víctima y su familia, también dijeron que, tanto en el hospital como en la comisaría de la mujer, no hubo ningún tipo de contención, sino más bien “apatía”, en ambos lugares la atendieron mujeres.

Lourdes tiene 21 años, y durante más de un año venía soportando violencia física y psicológica, por parte de su novio, a quien conoció en Facebook. “Era muy amoroso, y fue él quien me pidió venir a mi casa, conocer a mis papás”.

Pero la pesadilla no demoró en comenzar. Al poco tiempo, cuando ella lo visitaba en Resistencia, donde el agresor, oriundo de Taco Pozo, de 24 años estudia, comenzaron los golpes. Ahora, acompañada por sus padres, tomó la decisión de hacer pública su denuncia, su pesadilla, que el lunes pasado cobró tal magnitud, para llevarla a poner fin.

“Hace más de un año que vengo en esta relación con una persona manipuladora, bastante inteligente. Me manipuló muchísimo, psicológicamente. Tuve que recurrir a un psiquiatra, me sentía muy mal, no quería estar con nadie, tenía mi autoestima muy baja. Agarré valor para contarlo gracias al tratamiento psiquiátrico que recibo. Tenía muchísimo miedo de no salir de eso. Parecía que estaba loco, me asusté muchísimo”, las palabras se le amontonan a Lourdes para resumir lo que, el lunes por la noche llegó a punto extremo.

Pero, Lourdes comienza contando cómo empezó el maltrato, y lo hace porque “no quiero que ninguna chica pase ni por un poquito de lo que pasé yo».

“Nos conocimos por Facebook, se mostró siempre amoroso, me pidió conocer a mis papás, venir acá. Primero, eran cachetadas, porque yo necesitaba aprender, después fueron empujones, me pegaba en lugares públicos y nadie hacia nada. En un boliche o la calle, siempre en Resistencia”, contó

“La segunda vez que nos vimos, en Resistencia empezaron las cachetadas. Después me alejé porque me fui a estudiar, pero él me convenció de que me vuelva a Charata porque yo no servía para estudiar en la facultad, que era estúpida, entonces consiguió que vuelva con él. Empezaron los empujones, me tiraba del pelo, me decía p… y me decía que yo era la enferma. Nunca me animé a contarlo, porque él me decía que no me iban a creer, que no me iba a dejar marcas para que nadie me crea”, agregó

Más violencia e indiferencia

Como en muchos casos, a pesar del tratamiento, el vínculo no se cortó. El lunes, el agresor se reunió con Lourdes. “Quería hablar conmigo”, dice y aceptó salir con él.

Lourdes comienza su relato de terro, entre lágrimas: “cuando volvíamos, en la calle apenas tuvo la oportunidad me empezó a ahorcar. Había momentos que me desmayaba y el esperaba que yo reaccionara y seguía, me sacaba la cabeza para que vomite afuera del auto y volvía a hacerlo

“Yo le pedía por favor que me suelte, que no iba a decir nada, y no quería, me seguía gritando. Me desnudó en medio de la calle me hizo caminar dos cuadras, hacía muchísimo frio, y no me dejaba vestirme. Después me dejó ponerme un buzo y me empujó en un lugar donde había espinasMe gritaba p… hasta que me dejó vestirme, y me trajo a mi casa. Mi papá estaba despierto y me escuchó llegar llorando, y ahí tuve el valor de contarle”, continúo.

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El mensaje que el agresor envió a la madre de la joven, tras los hechos del lunes. Según la víctima, las mismas palabras que le decía antes a ella.

“Hice la denuncia, fuimos al juzgado, pusimos una abogada, tengo una orden de restricción para que no se acerque y tengo muchísimo miedo. Sé que no está detenido, pero no sé dónde está”, explicó Lourdes.

Ella cuenta que, luego le mandó un mensaje pidiendo que borre las denuncias públicas. ”A mi mamá le escribió pidiéndole disculpas, reconoce que necesita ayuda psiquiátrica”, añadió

“Yo no voy a desistir, no quiero que ninguna chica pase por lo que yo pasé. Yo voy a luchar para que haya justicia, quiero que la justicia se encargue, porque no puede estar suelto”, dice con una determinación que le gana al miedo, que también se nota siente.

Su mamá, Trinidad retoma el relato, de cuándo su hija llegó a su casa, junto al agresor. “Cuando ella aparece llorando, y mi marido la lleva a la cama conmigo, estaba congelada, y decía me pegó, me pegó. Él (por el agresor) estaba parado ahí y no decía nada, yo le preguntaba qué pasó, y no respondía. Mi marido  lo corrió, y lo vio que estaba en la comisaría hablando con unos amigos policías que tiene acá. Cuando se libró la aprehensión él no estaba en Charata”, detalló.

Trinidad cuenta que estos temas se hablaron siempre en familia, pero eso no evitó que suceda. “Es increíble, en qué momento un loco se mete en tu hogar. La enfermó, la aisló de las amigas, bajó muchísimo de peso, no quería hablar con nosotros, se encerraba en su pieza. Pero pidió ayuda, primera a una psicóloga, y después de ir a una psiquiatra”, explicó.  .

Trinidad dice “no confío en la justicia, hice la ampliación de la denuncia, con detalles y me enteré que una familia vio lo que pasó y no la ayudaron. Logré dar con esas personas, pero me dijo que tenía miedo de meterse, pero si llamó a la policía que no vino”.

Tanto en el hospital como en la Comisaría de la Mujer fue un trato muy apático, como si no estuviéramos ahí. Mi hija tiene la suerte que con mi marido la acompañamos no la dejamos sola ni un segundo, pero hay chicas que no lo tienen. Las víctimas deben ser contenidas”, concluyó.

Fuente 21tv