En Tirol, un brutal abuso sexual a una niña demanda la urgente intervención del Estado

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Como si no bastara con ese cuadro, la madre de la niña, que abandonó la vivienda para convivir con otro hombre (un amigo de éste fue quien abusó de la pequeña), percibe las asignaciones por hijo por los chicos que dejó al cuidado del padre, sin que la mujer colabore en lo más mínimo con la alimentación y sostenimiento de los menores. En ese triste contexto, LSB, la nena abusada, tiene todo en contra como para recuperarse de las heridas y daños que soporta a raíz de la violación, y se demora aparentemente por razones burocráticas- una derivación al Hospital Garrahan como para que reciba atención médica acorde a su cuadro clínico.

Dolor e impotencia

Quien en ese cuadro intenta resolver cada día las necesidades de LSB y sus hermanitos es Nico Báez (45), el padre de los chicos. Son cuatro nenes de entre 4 y 10 años de edad. LSB tiene 7.

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La vivienda de LSB y sus hermanos. Repleta de necesidades, pese a los esfuerzos de un padre que también debe hacer de madre.

Según informa el Centro de Estudios Nelson Mandela, que tomó conocimiento del caso, Báez vive en el paraje Cruce Viejo, cerca de Puerto Tirol, y es un changarín rural que realiza los trabajos que consigue en las proximidades de su casa. No puede alejarse mucho porque es padre y hace de madre de sus hijos.

De más está decir que la comida escasea, y todo lo demás también, excepto el tesón que pone Báez por hacer frente a una situación que lo desborda.

La que era su esposa, Alejandra, se fue de su lado hace dos años. Formó nueva pareja con un hombre de Las Palmas, llevándose a los cuatro chicos. Un día permitió que un amigo de su concubino se llevara a LSB, con la excusa de que iba a mostrarle los carnavales palmeños. En vez de eso, la violó con salvajismo. LSB tenía en ese momento 6 años. Báez recuperó a sus hijos y está vigente una orden de exclusión de hogar contra la madre dispuesta por la justicia de familia.

Cuadro delicado

Sobre la situación de LSB, el Centro Mandela, que coordina el abogado Rolando Núñez, dice que “el abuso le cambió totalmente la vida a la nena. Durante mucho tiempo pasaba el día muy nerviosa, con dificultades en la convivencia con sus hermanos. A la noche sufría recurrentes pesadillas, que fueron cediendo lentamente. En la última etapa ha mejorado, pero recuerda el hecho y se muestra reticente a las visitas extrañas, según relató su padre. Báez, quien es analfabeto y changarín rural, fue citado por la justicia penal que investiga el caso. Allí le informaron que le presunto abusador fue apresado. No pudo agregar más nada porque desconoce todo lo relacionado con el trámite judicial”.

Luego menciona que la historia clínica del hospital pediátrico Avelino Castelán precisa que la niña ingresó al establecimiento el martes 29 de agosto del año pasado con “antecedente conocido de abuso sexual infantil y colostomizada”. Fue evaluada en consultorio de cirugía general y se decidió su internación en sala quirúrgica para limpieza colónica, profilaxis antibiótica y posterior cirugía (anorectovaginoplastia).

Luego de eso debieron intervenirla quirúrgicamente. “Lograron la reconstrucción del recto vaginal y el área perineal de la niña severamente dañados por la violencia que ejerció el abusador. El 5 de septiembre le dieron el alta hospitalaria por mejoría clínica. A partir de allí una enfermera idónea de la sala de primeros auxilios le brinda cuidados dos veces por día. Higieniza a la niña en la herida (apertura) quirúrgica que le practicaron cuando fue operada y reemplaza la “bolsita” colectora de heces. Las últimas semanas la enfermera no efectuó las curaciones por lo que la propia niña es la que se higieniza”, cuenta el documento del CENM.

No derivan al Garrahan

La organización no gubernamental comenta luego que “el paso fundamental pendiente es la derivación de L.S.B. al Hospital Garrahan para que se la evalúe y se le retire la colostomía. Sin embargo, el procedimiento se dilata por cuestiones burocráticas en el Ministerio de Salud de Chaco. Quizás influyan las vacaciones como factor de postergación”.

“A la niña abusada le practicaron una colostomía. Producto de las lesiones que le provocara el abusador, en la intervención quirúrgica le realizaron una abertura (estoma) en la panza, por debajo del ombligo y a la izquierda, para evacuar materia fecal dado que por el ano no puede eliminar las heces. Se presume que es temporal la colostomía practicada a L.S.B., hasta que sane su intestino. Si se revierte la colostomía y el intestino comienza a funcionar, debe ser retirado. Esto es lo que se supone que debe ser evaluado y realizado en el hospital Garrahan”, añade.

Necesitan ayuda

El informe detalla los esfuerzos diarios que hace Nico Báez por cubrir las necesidades de sus hijos, que a pesar de sus intenciones no alcanzan. “El viejo y precario rancho de los Báez cuenta con dos dormitorios. En uno de ellos están los cuatro hermanos. La niña abusada duerme sola en una cama de una plaza. Los tres restantes lo hacen juntos en una cama de dos plazas. La cocina comedor es pequeña y desvencijada. Cuentan con energía eléctrica y tienen un excusado de uso común, a pesar de que L. S. B. puede contraer infecciones. La situación de pobreza y exclusión es extrema”, relata el documento.

“A través de una Cooperativa de Trabajo comenzaron a construir una casa para la familia Báez después de que L. S. B. fuera abusada dado que debe vivir en un ámbito lo más higiénico posible y con baño instalado para no contraer infecciones. La nueva vivienda contaría con dos pequeños dormitorios, un baño y una cocina comedor. Construyeron los cimientos, el contrapiso y catorce hiladas de ladrillo. Comenzaron a trabajar en noviembre del año pasado y pararon antes de Navidad porque contaron que el gobierno dejó de girar fondos a las Cooperativas. Dijeron ‘no hay plata’ y se retiraron de la obra”, cuenta el informe.

Cómo ayudar

Más allá de que son autoridades del Estado las que deben dar respuestas en las cuestiones sociales y sanitarias involucradas en el caso, quienes deseen ayudar a la familia Báez pueden comunicarse con el Centro Mandela, en avenida Alberdi 338 de Resistencia, con teléfono fijo (0362) 442-8475.

Fuente d. Norte