Un jurado popular de 12 personas condenó a los cuatro policías de la denominada Masacre de Monte, ocurrida en 2019, en la que murieron cuatro jóvenes y otra resultó gravemente herida.
Así, los efectivos Rubén Alberto García y Leandro Ecilape recibieron cadena perpetua por el delito de «Homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego». Por otro lado, Mariano Ibáñez y Manuel Monreal fueron declarados culpables del delito de «Tentativa de homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego», y recibirían una pena que oscila entre 15 a 20 años de prisión.
Ahora resta esperar la sentencia definitiva que la va a dictar la jueza Carolina Crispiani, que está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal número 4 de La Plata.
EL HECHO
Ocurrió el 20 de mayo de 2019 cuando fallecieron Aníbal Suárez, de 22 años; Danilo Sansone, de 13; Camila López, de 13; Gonzalo Domínguez, de 14, y Rocío Quagliariello sufrió graves consecuencias.
Todos se trasladaban en un Fiat 147, al mando de Suárez, y fueron interceptados por dos móviles policiales, que comenzaron a perseguirlos y dispararles.
En ese momento, cuando Domínguez recibiera un balazo en el muslo, Suárez perdió el control del auto e impactó de lleno contra un camión que estaba estacionado en la banquina.
Fallecieron todos los ocupantes del pequeño rodado, salvo Quagliariello, que en aquel momento tenía 13 años y hoy tiene 17.
Días atrás, los acusados dieron sus palabras ante el tribunal y afirmaron: «Quiero aclarar que esto no fue una masacre, sino una tragedia. Soy padre también, nunca me voy a poder llegar a imaginar el dolor que sienten (los familiares de las víctimas). Y si me equivoqué en algo pido perdón, pero fue lo que me salió y lo que hice. Pido disculpas», comenzó Ibáñez.
Por su parte, Monreal, expresó: «Mi más sentido pésame, de todo corazón. Nunca imaginamos ni buscamos que pasara esto. No somos asesinos, solamente estábamos trabajando«.
García y sostuvo: «Quiero disculparme por el dolor que le causé a todos, aunque nunca tenga perdón en la vida. Somos inocentes, nunca quisimos llegar a esto. Cometemos falencias. Y nada más: no me sale nada porque nadie me disculparía».
Ecilape fue el último en hablar y manifestó: «Quiero aclarar que no soy ningún asesino junto a mis compañeros, todo lo que hice fue en el cumplimiento del deber. Le pido al jurado que se haga justicia porque necesito salir de este lugar«.
