Les habían enviado un contrato de trabajo después de un año de videollamadas. Vendieron todo lo que tenían en el país y viajaron a fines de enero.
Un viaje que comenzó con la ilusión de consolidar un hogar y un mejor futuro para una familia de Bahía Blanca se transformó de repente en una pesadilla impensada. Gastón y María Ángel partieron junto a su hijo de 6 años hacia Alemania a fin de enero con todo planificado: un puesto de trabajo, una casa y hasta la escuela.
Sin embargo, a los pocos días, el panorama se tornó desolador. Las promesas de personas con las que venían hablando desde hacía un año cubrían un engaño que utilizaba un grupo de delincuentes como modus operandi para embaucar extranjeros. De un día para el otro se quedaron sin trabajo ni vivienda.
“Es una mafia, se dedican a estafar gente”
Gastón Bossia trabajaba como empleado municipal en su ciudad natal desde hacía 9 años. Junto a su pareja tomaron la decisión de mudarse al exterior y planificaron todo lo que estuvo a su alcance. Incluso la elección del destino no fue casual ni improvisada.
“A mi señora no le daban trabajo por ser diabética y con el mío no alcanzaba para pagar los gastos”, relató a TN. “Yo viví desde el 2000 hasta el 2012 en Alemania y tuve varios trabajos en heladerías, siempre con buenas experiencias. Jamás hubiera podido imaginarme lo que pasó”, expresó.
El llamado con el que empezó la estafa
Los preparativos comenzaron un año antes de la mudanza. A través de un grupo de Facebook dieron con una persona llamada Ricardo Troeger, que se presentó, según el relato de Bossia, como un alemán que hablaba español.
“Empezamos a buscar trabajo de esta forma porque realmente es normal que haya muchas ofertas en Alemania. Pero nos topamos con una mafia”, detalló. “Esta gente suuestamente tenía tres lavanderías industriales en un pequeño pueblo llamado Osterode AM Harz, en las que ofrecen empleo. Hasta nos enviaron los contratos de trabajo y mantuvimos videollamadas durante un año”, se lamentó.
Luego de vender todo lo que tenían en la Argentina y emprender el vuelo que tomó 19 horas, la familia llegó a lo que sería su nuevo hogar. Al ingresar a la casa que les habían indicado, empezó una serie de hechos que marcaron una dura decepción y una lucha cuesta arriba.
“Llegamos a una casa sin calefacción, en pleno invierno, sin cocina, solo teníamos un colchón inflable. La ducha no funcionaba con agua caliente. Dormimos uno arriba del otro esa noche para no congelarnos, pero me agarró una hipotermia terrible”, contó Gastón.
“Sin haber podido descansar, al otro día me viene a buscar esta gente a las 11 de la mañana para ir a trabajar a la fabrica, cuando según el contrato que habíamos firmado nuestro horario de trabajo era de 6:00 a 15:00, de lunes a viernes”, indicó. “Me hicieron ir desde la 1 de la tarde hasta las 3 de la mañana sábado y domingo; sin firmar un contrato allá, sin seguro social, nada”, agregó.
En ese contexto y en plena suba de casos de COVID-19 a causa de la variante Ómicron, Gastón se contagió a los dos días de haber comenzado y lo siguió su familia. “Con esa excusa nos echaron. Me dieron 200 euros por las dos jornadas que había trabajado y listo. Estabamos desesperados”, sostuvo.
En medio de la angustia y el caos que implicó para la pareja y su pequeño hijo el cimbronazo de la llegada y el engaño, volvieron a recurrir a las redes, amigos y conocidos. “Primero apareció una persona italiana que ofreció contratarnos para trabajar en su heladería y restaurante que tenía en el sur de Alemania, pero nos hizo viajar 10 horas en tren, nos hizo mil promesas y pretendía que trabajáramos toda la temporada gratis solo para agradecerle”, relató.
Afortunadamente, a través de un grupo de argentinos que viven en el país europeo, los contactaron con los dueños de una Eiscafé Venezia, una heladería ubicada en la ciudad de Bühlbaben, que les ofrecieron casa, comida y trabajo. “Nos ayudaron de verdad. Me dejaron hasta descansar tres dias para hacer reposo. Sé que es la puerta que se me abrió para formar el futuro que pensabamos”, se ilusiona Gastón.
“No fuimos los únicos”: cómo operan los estafadores en Alemania
Ya con la seguridad de contar con trabajo y un hogar en donde establecerse, Gastón y María Ángel buscan difundir lo sucedido para evitar que más familias argentinas y latinoamericanas pasen por situaciones similares.
“Sabemos que hay muchos argentinos que están desesperados por irse, en mi ciudad pasa mucho. Alemania es perfecto para vivir, pero tengan mucho cuidado con la gente con la que se van a contactar. Hay tres mafias que operan de la misma manera: colombianas, turcas y chinas”, advirtió el hombre.
De acuerdo con los datos que recolectaron y al contacto que tomaron con otros residentes en el país, dieron con un modus operandi que, al parecer, comenzó con la irrupción de la pandemia. “Se aprovechan de la situación que dejó la pandemia”, opinó.
Según contaron, la gente que los “contrató” originalmente, tres hermanos de apellido Troeger (hijos de alemanes y nacidos en Colombia), trabajan en conjunto con una pareja de argentinos, que colaboran para contactar gente del país y de otros puntos de Latinoamérica. “El Gobierno alemán les paga por contratar gente y cuando son latinos el monto es mayor”, detalló Gastón. “Entonces viven de eso”, agregó.
“Nos enteramos de muhísimos casos por estos grupos de redes. En total contamos 23 personas que fueron estafadas por esta misma misma fábrica”, detalló.
En esta línea, se contactaron con la embajada argentina en Alemania para que los orienten sobre cómo avanzar con la denuncia. “Nos dijeron que tienen muchos casos, ellos nos te brindan un listado de abogados que se dedican a este tipo de delitos. Pero avisan que puede demorar tiempo por la cantidad de gente que hay”, remarcó.