Brindó un mensaje que emocionó a todos hasta las lágrimas. Opositores y oficialistas lo aplaudieron de pie y le pidieron que no deje su cargo. Ante Cristina Kirchner, manifestó: “Si son honestos con los demás y con ustedes mismos, van a encontrar el camino del que nos alejó la ceguera y el egoísmo”
Fueron 20 minutos inéditos en la historia política reciente. Un instante dramático, que conmovió hasta las lágrimas a todos los que lo escucharon. Esteban Bullrich pronunció un discurso emotivo y una virtual lección política al presentar su renuncia indeclinable como senador de la Nación por la provincia de Buenos Aires. Sus palabras se escucharon con la voz reproducida por un dispositivo que lo asiste ante el impedimento que lo atraviesa por el avance implacable de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). “Renuncio a mi banca con profunda tristeza”, manifestó el dirigente de Juntos por el Cambio, que en varias oportunidades no consiguió contener las lágrimas.
“Agradezco primero a Dios por esta cruz. Él nunca nos pone pruebas que no podamos superar. Y aunque a veces duela el cincel del escultor sé que sólo si nos dejamos moldear por Él llegamos a nuestra mejor versión. Esta cruz me ha permitido recibir infinitas muestras de cariño y amor diariamente. Esta cruz que me ha enseñado que la vida es hoy y el mañana, el mañana es esperanza”, afirmó. Sus palabras fueron tan desgarradoras que impulsaron a sus pares a pedirle que no renuncie. “No hay hombres imprescindibles, hay actitudes imprescindibles”, fue su respuesta, dificultosa, ante la muestra de respeto del hemiciclo.
Bullrich también destacó que “desde que entré a la política siempre intenté ser fiel a mí mismo, no mentirme, hacer lo que sentía aunque no fuera inconveniente. Hoy, desde este recinto que me honra ser parte, vengo a hacer algo que va en contra de cada fibra de mi cuerpo, nada de lo que soy me indica que este es el camino que quiero seguir, pero creo firmemente en la idea de que el interés público siempre debe estar por encima de los intereses personales”, expresó.
Además, aseguró que tomó esa decisión “con todo el dolor del mundo y la frustración de no tener alternativa quiero anunciar la renuncia a mi cargo. Ser parte del Senado de la Nación ha sido uno de los honores más grandes de mi vida política. Acá encontré personas comprometidas con la Patria y yo voy a seguir buscando un mejor país para mis hijos. Renuncio a mi banca con mucha tristeza”. El legislador aprovechó para presentar un proyecto sobre educación inclusiva para que se trate sobre tablas.
El senador aprovechó la atención de todos los presentes para cuestionar la situación que vive Argentina: “Enfocada en la grieta y en el debate violento. Un país que escapa de la política, la desprecia y la condena. Una país en el que la gente se recluye en lo privado, soltando el sueño de ser parte de la construcción de una Argentina mejor. Un país en el que empujamos a la gente a no ejercer el rol más alto de una democracia, el rol de ciudadano, sé que estas palabras pueden parecer la de un soñador, lo soy, pero como en aquella canción que nos invita a imaginar, sé que no soy el único”.
“El diálogo no puede ser solamente táctica, convencimiento y competencia. La lógica transaccional en la que negociar es solamente un cálculo contable nos despoja de sentido y nos convierte en meros mercaderes políticos que dejan de mirar el bien común. El diálogo, la búsqueda de la razón entre dos, debe ser un acto de generosidad, de amor y de caridad cristiana, entendiendo que la verdad y la justicia son valores que encontrar, no propiedad de alguna de las dos partes”, agregó.
En ese sentido, consideró que “esa falta de diálogo trasciende estas paredes, vivimos en un país enfocado en la grieta y en el debate violento, un país en el que la gente de bien escapa de la política, la desprecia y la condena. Un país en el que la gente se recluye en lo privado, soltando el sueño de ser parte de la construcción de una Argentina mejor. Un país en el que empujamos a la gente a no ejercer lo que es el rol más alto de una democracia: el rol de ciudadano”.
“No hay ningún problema argentino que los argentinos no podamos resolver si nos ponemos a hacerlo. Pero si nos quedamos en el egoísmo, la chiquita, lo táctico y la especulación, vamos a errar el camino. Einstein decía que si querías resultados distintos no hicieras siempre lo mismo. Ya probamos con la grieta y acá estamos, esta Argentina que tenemos es la resultante de nuestra incapacidad de encontrar soluciones comunes a esos problemas”, insistió.
Para Bullrich, “errar el camino es imperdonable, no solo porque ya nadie puede esperar, sino también porque miramos la Argentina y vemos un país extraordinario. Vemos entusiasmo, vemos coraje, vemos ganas de sacar adelante un país tan atormentado. Vemos emprendedores, estudiantes y trabajadores que siguen apostando a esta tierra maravillosa que amamos, aunque nos cueste. A toda esa gente tampoco le podemos fallar”.
A modo de despedida, Bullrich expresó que le gustaría “que se recordara de mi paso por este cuerpo la búsqueda constante del consenso a través del diálogo. El diálogo entendido como una conducta activa, de apertura y de generosa curiosidad en la que los participantes se abren a escuchar a la persona que tienen enfrente. Ese es, para mí, el valor mas importante y a la vez mas escaso de la política argentina: la posibilidad de entender que los adversarios nunca son enemigos y que representan a una porción de los argentinos cuyos valores, intereses y deseos son tan atendibles como los de uno y que se puede dialogar, negociar y acordar sin relegar lo que uno es y lo que uno defiende”.
“Seguiré trabajando por un país mejor porque ese es le compromiso que asumí por mis hijos y es un compromiso para toda la vida. El tiempo que viene lo dividiré entre mi familia y la lucha contra ELA. Esta enfermedad que por poco frecuente está poco investigada y contra la la que hay mucho para hacer. Mi fundación lanzada va en ese sentido”, resaltó.
Al finalizar su discurso, el senador del Frente de Todos José Mayans tomó la palabra para proponer que Bullrich pueda seguir su trabajo desde su casa, de forma virtual. “No queremos que se vaya. Hay que reconsiderar el tema”, resaltó. La idea fue apoyada por Fernández de Kirchner y por el bloque radical pero, finalmente, el legislador del PRO rechazó la propuesta: “Fue una decisión que tomé con mi familia”.
El legislador de Juntos por el Cambio padece ELA (esclerosis lateral amiotrófica), una enfermedad neurológica degenerativa que le genera muchas dificultades tanto para moverse como para hablar. Al llegar al Parlamento el senador se mostró visiblemente emocionado y entre lagrimas saludó y agradeció a quienes se acercaron hasta el ingreso del Senado por la calle Hipólito Yrigoyen al 1800, para expresarle sus muestras de cariño.
En una sesión especial, la última con la actual composición (a partir de mañana el oficialismo dejará de ser mayoría, algo que no ocurría desde 1983), entre admiración y respeto, los senadores lo homenajearon y dedicaron emotivas palabras para el legislador.
Días atrás, el senador les había comunicado la decisión a sus compañeros a través de una carta. “Hola colegas. Quisiera no tener que escribirte este mensaje, pero la realidad me dice que tengo que renunciar a mi banca de senador. Para dedicarme a mi familia y la ELA, la mía y la de todos los que la sufren”, resumió.
En su lugar asumió José María Torello, ex jefe de asesores de Maurcio Macri durante su mandato y primer suplente en la lista de Cambiemos cuando Bullrich fue elegido.
Bullrich había sido electo en 2017 imponiéndose en los comicios legislativos y dejando en segundo lugar a la actual vicepresidenta Cristina Kirchner, por lo que su mandato vencía el 10 de diciembre de 2023.
Anteriormente, se había desempeñado como ministro de Educación durante la primera etapa de la gestión de Macri. Además, había ocupado el mismo cargo pero en la Ciudad de Buenos Aires, entre 2010 y 2015.