Atribuida a Aristóteles, Maquiavelo, Bismark, Churchill y hasta Carlos Saúl Menem, la frase “la política es el arte de lo posible” puede que sea la que mejor describe los avatares de la pintoresca vida política argentina. Nepotismo, corrupción, cargos que surgen de la nada misma como la antimateria y dinero que se desvanece en cuestión de segundos, son sólo pruebas cabales de que lo que no puede ser cierto, lo es en nuestro país.
Uno de los últimos beneficiarios de la alquimia política argentina es Remo Gerardo Carlotto, hijo de la histórica presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Ex legislador y beneficiario de un apellido de peso dentro de la arena política provincial y nacional, fue designado por el presidente Alberto Fernández para un cargo que, horas atrás, ni siquiera existía.
A través del decreto 103/2021, el ejecutivo nacional decidió modificar la distribución de la partida de Recursos Humanos del presupuesto de la administración nacional para el ejercicio 2021 y crear, con carácter de excepción, el pomposo cargo de Representante Especial para Asuntos de Derechos Humanos en el Ámbito Internacional del ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. El mismo, tendrá rango y jerarquía de subsecretario.
El beneficiario de tal invención no es otro que Remo Carlotto, quien según el artículo cuarto, gozará además de la categoría de embajador extraordinario y plenipotenciario, al sólo efecto del rango protocolar, mientras dure en el desempeño. Todos los gastos en los que incurra Carlotto en el cumplimiento de su deber, correrán por cuenta de las partidas específicas del presupuesto vigente. Argentina, país de políticas generosas.
Fuente (www.REALPOLITIK.com.ar)