La combinación de las diferentes formas de vida, las interacciones entre sí y con el resto del ambiente han convertido a la tierra en el lugar donde es posible la vida humana.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) declara al 22 de mayo como día de la diversidad biológica, en conmemoración de la fecha en la que se adoptó el texto del “Convenio sobre Diversidad Biológica” en la conferencia de Nairobi el 22 de Mayo de 1992. Este convenio internacional se abrió a la firma en la Cumbre de Rio (Junio de 1992) y fue firmado por más de 168 países. La Argentina lo incorpora a su legislación interna mediante la Ley N° 24375 del año 1994.
El convenio está conformado por tres pilares esenciales: la conservación de la diversidad, el uso sostenible de sus recursos y la distribución justa y equitativa de los beneficios de la utilización de los recursos genéticos.
Se entiende como diversidad biológica a una enorme variedad de plantas, animales, microorganismos; incluye también distintos tipos y variedades de cultivos, de razas de ganado, diferentes tipos de ecosistemas con su flora y fauna características.
El término diversidad biológica luce muy académico y alejado de nuestra cotidianeidad, y tal vez por eso queda invisibilizado que su drástica degradación pone en peligro no solamente nuestras economías, sino también la calidad de vida y nuestra seguridad alimentaria.
En plena pandemia, estos debates se resignifican y toman un cariz de preponderancia mayor, porque nos interpela sobre qué estamos haciendo con nuestro planeta, con nuestros recursos y nos obliga a hacer análisis pormenorizados en nuestro territorio provincial.
Los grandes desmontes realizados en Entre Ríos, Chaco, Salta acompañados del cambio del uso del suelo, han provocado una gran erosión hídrica y pérdida de estructura de los suelos y modificado el ciclo del agua. Sin poder dar una respuesta válida sobre tan increíble escenario, hoy estamos viendo casi en forma apocalíptica cómo se secan nuestros principales cursos de agua.
La frontera agrícola ha avanzado sobre gran parte de la tierra fértil de la provincia, desplazando no solo a otros tipos de actividades productivas sino que ha reducido a la agricultura a solo tres tipos de cultivo: soja, maíz y arroz en su mayoría.
El cambio climático será el factor preponderante que afectará negativamente a la diversidad biológica; y se estima que para el 2050 el continente americano tendrá el 40% menos de biodiversidad en comparación con la América Precolombina.
Urge replantear nuevos escenarios productivos que tengan como objetivo la recuperación de servicios eco sistémicos degradados; hacer uso de una de las herramientas ambientales fundamentales que es el ordenamiento territorial; incentivar los sistemas agroforestales y la diversidad productiva.
Según el informe coordinado por la bióloga argentina María Elena Zaccagnini; entre 1980 y el año 2000 se arrasó con 42 millones de hectáreas de bosques tropicales en América Latina. Zaccagnini expresa con contundencia: “Para que los nutrientes estén disponibles para las plantas, el suelo debe contener materia orgánica, organismos que trituren esa materia, microorganismos que recontratrituren, y que estén disponibles para las plantas los minerales, la sustancia en su forma más simple, para que la pueda tomar y así convertirla en biomasa. Si vos simplificás demasiado esas relaciones, si perdés especies y microorganismos, rompés la resiliencia del sistema y no puede autorregenerar. La desertificación es, justamente, la simplificación de los procesos que hizo que perdieras variedades de especies y rompe todo el sistema socioambiental”.
Formamos parte de un sistema difícil de escindir. Si no realizamos una acción integral y estratégica, las decisiones serán ineficientes e insuficientes. Y todos los caminos demuestran que lo urgente es recuperar la diversidad biológica para restablecer el equilibrio de los ecosistemas y así recuperar sus servicios ambientales vitales.
Este tipo de planificación supera los tiempos políticos partidarios, exige una evaluación integral, una planificación a largo plazo y un compromiso de todos los sectores y de la comunidad en su conjunto.
El desafío es tan grande, urgente y necesario, como POSIBLE.
Fuente el Dia Por Jorge Maradey*