Una pyme argentina llegará a los Oscars este domingo. Scarlett Johansson, Adam Driver y Joaquin Phoenix son solo algunos de los tantos artistas que tendrán en su mesa la botella de vino de la bodega de Francis Ford Coppola, cuya etiqueta fue diseñada por la empresa argentina Apholos Brand Identity. Se trata de una botella pintada de oro con una etiqueta metálica en relieve, también dorada, con un baño de oro 24 quilates.
Las dos ediciones limitadas que estarán en los premios de la Academiallevan dos etiquetas -una para el vino blanco y otra para el tinto– que fueron especialmente diseñadas por la empresa argentina para la gran noche. En total se enviaron 6000 ejemplares. «El proceso fue largo, porque las muestras las iban evaluando y el que daba el OK final era el mismo Coppola. Él tenía que ver si le gustaba la pieza y la terminación. Tenían que ser perfectas», cuenta Francisco Benegas, gerente de Marketing de Apholos Brand Identity.
La firma es una pyme que se dedica a la fabricación de accesorios metálicos para la industria de la moda, electrodomésticos, botellas de aceite de oliva, vinos y licores, desde hace más de 100 años. Exporta productos a más de 30 países.
El camino a los Oscar comenzó cuando un vendedor de Apholos de la zona de Sonoma fue a visitar la bodega de Francis Ford Coppola. Al tiempo, desde la empresa se pusieron en contacto para pedir la etiqueta para la gran noche. «Todo lo hacíamos entre el equipo de diseño nuestro y los de Coppola, para definir el tamaño y color correcto. La interacción fue muy íntima, estamos en contacto directo durante todo el proceso, prácticamente a diario», explica Luciana Botner, directora creativa de la firma.
«Al diseño nos lo enviaron ellos, pero nosotros necesitamos lograr un color que combine perfecto con la botella», asegura Benegas. A partir de ese momento comenzó un ida y vuelta, de prueba y error. Desde la bodega de Coppola enviaron primero la botella, para que los diseñadores puedan fabricar el molde. «Como las botellas de vino no son perfectas, en el caso de las etiquetas metálicas se necesita que tengan una curvatura determinada que sea la correcta para que se pueda pegar en la botella», explica Benegas sobre el nivel de los detalles que exigió esta apuesta.
«Nosotros imprimimos cinco o seis prototipos diferentes en 3D pintados que enviamos por correo para que evalúen si el color era el adecuado», cuenta Botner. Según explican, en este tipo de muestra, es muy fiel el diseño, curvatura y grabado.
Primero se enviaron los prototipos de plástico y, una vez que confirmaron que era el que cumplía con las expectativas de Coppola, se crearon las muestras de metal para comenzar a trabajar en los detalles finales del producto.
Es una etiqueta grabada toda en bajo relieve con un pulido manual que se realiza de manera individual. «Se hace una por una para lograr el acabado perfecto, sin golpes, sin lastimaduras», señala Botner. El color ‘dorado Oscar’ se obtuvo con una serie de procesos y con ‘un baño de flash'» que se realiza de forma muy rápida para que haya poca exposición al oro y se logre así una cobertura uniforme en la pieza.
La producción de las etiquetas se realizó prácticamente en velocidad récord. «Las primeras 1000 etiquetas se fabricaron en tres semanas, cuando en general una etiqueta metálica no se hace en menos de ocho semanas», indica Botner. Además de la etiqueta, les enviaron un pegamento especial y un colocador para que calce en el lugar adecuado.
«Toda la fábrica estuvo abocada a la fabricación de estas etiquetas, porque es un diseño que tiene mucha exposición», agregan desde Apholos, que cuenta con 280 empleados.
La compañía fue fundada en 1919 por el abuelo de Ezequiel Holodovsky (director de la firma), quien principalmente creaba hebillas .»Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando todos los productores de hebillas en Europa empezaron a fabricar material bélicos, pudimos empezar a exportar el producto a Europa», cuenta Holodovsky. A medida que pasaron los años, fueron ampliando la variedad de productos.
Hace 10 años, buscando nuevos mercados, encontraron la posibilidad de fabricar placas metálicas para viñedos y cada vez fueron ganando más clientes. «Como yo fui a la universidad en Estados Unidos, empezamos a vender ahí para decorar las botellas», recuerda Holodovsky. De esta manera introdujeron los productos en el mercado americano y fue así como luego llegarían a Coppola y de ahí, directo a los Oscars.