La realidad es muy triste en el norte de Salta. Las muertes por desnutrición de seis niños wichís puso sobre la mesa un tema que hasta hace un tiempo se ocultaba en la provincia. Mientras el tema se posicionó como agenda nacional, hubieron quienes responsabilizaron a las autoridades provinciales. Sin embargo, las propias víctimas fueron quienes rompieron el silencio y señalaron a los cómplices de tantos años de abandono: los punteros políticos.
«El lobo suele esconderse detrás de la piel de cordero», señalaron miembros de la comunidad coya. Hartos de que los desvaloricen o que se hablen cosas que se desconocen sobre la problemática de la zona, un joven explicó a Que Pasa Saltaque su comunidad se cansó de ser prisionera de los mismos caciques que se adueñan de los recursos que entrega el Estado para enriquecerse los bolsillos.
«Los medios escriben historias de nosotros sin conocernos. La gente vincula al originario como el pobrecito, que no tiene vestimenta, que no piensa y no estudia y nosotros somos todo lo contrario. Los imaginarios que se construyen sobre nosotros es también responsabilidad de los caciques, quienes en vez de preocuparse por sus comunidades terminan robando como algunos gobernantes», explicó Juan Ramón Acosta, un joven coya que incentiva a sus hermanos a capacitarse para dejar de sentirse oprimidos por el poder.
A lo largo de la entrevista, Juan nos explicó que en el norte de Tartagal se crean un montón de comunidades y cuando vas a conocer a sus integrantes los podes contar con los dedos de la mano. «Que la gente no se crea el cuento que todos los wichís son buenos. Hay caciques que son punteros políticos y arreglan por plata crear comunidades para recibir plata y después se olvidan de los hermanos que los acompañan. Muchos se quedan con lo que manda el Gobierno y eso es terrible porque también son responsables por las muertes de desnutrición. Hay gente buena, pero también mala», finalizó.
Fuente que pasa salta
