En un mes que Alberto Fernández lleva en la Casa Rosada, empezó a moldear lo que algunos llaman el “albertismo puro”, como señal de contrapeso de aquella idea de “doble comando” que iba a tener en el poder con Cristina Kirchner en las sombras.
Así trazó las directtivas centrales de su gestión, que apuntan a profundizar el camino de la “tercera posición” en gran parte de la política argentina.
Según publica Infobae, existen coincidencias entre muchos funcionarios de la Casa Rosada que las medidas tomadas en este mes de gobierno de Fernández apuntaron a la emergencia social y económica, aunque es probable que esa situación de debilidad en la economía persista en los próximos seis meses.
LAS DIEZ MEDIDAS
1-Emergencia económica. El proyecto de ley que aprobó el Congreso sustenta en gran medida la “base fundacional” del gobierno de Fernández con medidas que integraron un amplio abanico, que fue desde la suspensión por 180 días de la aplicación de la fórmula de actualización jubilatoria y de los aumentos de tarifas, la suba de las retenciones a los exportadores o los cambios en numerosos impuestos.
2-Lucha contra el hambre. El Presidente inauguró el plan de la tarjeta alimentaria que busca ayudar con productos de la canasta básica a dos millones de personas en situación vulnerable, en lo que conforma una de las directrices del Consejo del Hambre.
3-Liga de gobernadores. En los 30 días de Gobierno circularon todos los gobernadores por la Casa Rosada sin distinción política. A la gran mayoría de estos los recibió el mismo Presidente, incluidos referentes de la oposición como Gerardo Morales (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes) y Rodolfo Suárez (Mendoza). A todos los gobernadores les garantizó una ayuda financiera y la firma de un nuevo pacto fiscal.
4-La tercera posición diplomática. Las críticas de Fernández al régimen de Nicolás Maduro por la afrenta de fuerzas militares que impidieron la jura de Juan Guaidó en la Asamblea Nacional marcaron un giro en la tradicional diplomacia kirchnerista de apego a la Venezuela chavista.
5-Multisectorial. La convocatoria amplia a la mesa de diálogo económico-social que hizo el Gobierno con referentes del empresariado, los sindicatos y los movimientos sociales es uno de los distintivos de esa política. El Presidente apunta a sustentar buena parte de su política con acuerdos transversales y la fotografía completa de esa convocatoria se resumirá en el proyecto de ley de creación de un Consejo Económico y Social que enviará el Gobierno al Congreso para las sesiones extraordinarias.
6-Política de seguridad. La derogación de los protocolos de seguridad de la era Patricia Bullrich que impuso la nueva ministra Sabina Frederic coinciden con el giro que le quiso dar Alberto Fernández a las fuerzas de seguridad.
7-Reforma en la AFI. La intervención dispuesta por el Gobierno en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) lleva el sello del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, quien sufrió en carne propia las persecuciones de espías cuando en el gobierno de Kirchner denunció públicamente a Jaime Stiusso.
8-Retenciones al campo. La imposición de un aumento del gravamen al campo que incluyó el Gobierno en la ley de emergencia económica resultó ser una suerte algo parecido a la resolución 125 de Cristina Kirchner, aunque hasta ahora más limitado.
9-Gestos a la Iglesia. A pocos días de asumir como Presidente, Alberto Fernández adelantó que enviará un proyecto de ley de para regular la interrupción voluntaria del embarazo y adelantó que quiere un debate “sensato”. Esta mención a un regreso del debate del abortoen el Congreso desató un fuerte malestar en la Iglesia que llegó al mismo despacho del Papa Francisco en el Vaticano. Después de ello, los obispos de la Conferencia Episcopal liderados por monseñor Oscar Ojea se reunieron con Alberto Fernández y cuestionaron la idea del Gobierno de querer avanzar con la ley del aborto.
10-Negociación con el FMI. La decisión del Gobierno de avanzar en un acuerdo con el FMI para renegociar la deuda está atada también al “albertismo puro”. El Presidente ya dijo públicamente que honrará la deuda pero “sin que los 45 millones de argentinos paguen el costo de un ajuste”.