La vorágine con la que padres e hijos se enfrentan a diario, y cada uno desde su lugar, hace que todo necesite resolverse rápido. Dentro de este andar en la prisa del día a día y en el contra reloj, el aburrimiento de los hijos se instala como una preocupación diaria y constante. Vale entonces preguntarnos: ¿Qué significa aburrirse para un niño? Ante esta pregunta lo primero que debemos considerar es que no se puede conceptualizar una definición general dado que esta apreciación va a depender de la implicancia de los padres, y/o de los adultos que conviven con el niño y obviamente de cuanto presente estén en la vida del niño, sumado además de la autonomía que estos le otorguen a sus hijos.
A saber entonces, el aburrimiento podemos entenderlo como una sensación positiva que tanto niños, como adultos podemos experimentar. Es por ello que el aburrimiento no siempre debe ser considerado como algo negativo. Es más, el aburrimiento tiene que ser una parte de la vida de los niños, dado que esto está relacionado con la estimulación de la creatividad, el aprendizaje y la imaginación en los más pequeños. El aburrimiento ayuda a desarrollar la creatividad y autonomía de los niños incentivándolos a buscar soluciones y alternativas por sí mismos, lo cual además de estimulante es algo que les será muy útil en los procesos posteriores que lleguen a desembarcar en su vida adulta. Un elemento que se transforma en central es que durante los primeros años de vida, la imaginación es clave en la infancia, lo cual no es un dato menor. Es por ello que lo mejor que como padres podemos hacer, es que el aburrimiento de nuestros hijos en los primeros estadios de su infancia sea parte de su exploración y crecimiento.
Tal como decíamos al comienzo ocurre que la mayoría de los padres se sienten responsables cuando escuchan ¡Ma, me aburro! Pa! estoy aburridoooo!!! Es ahí donde queremos solucionar su «problema» de inmediato, y generalmente lo hacemos ofreciéndoles la play, la tablet, o la televisión. Y es aquí donde surge el problema, ¿Por qué? porque esto es lo que no debemos hacer, y además es contraproducente. Como padres debemos entender que nuestros infantes necesitan desafíos, y esos desafíos son los que les presenta la realidad a su edad y en determinados momentos, no sirve de nada suplirles el aburrimiento con soluciones estructuradas como son las que mencionamos anteriormente. Ellos necesitan desafiar tiempos no estructurados, porque es ahí donde más creatividad va a generar, y además donde más van a validar haber estado aburrido antes.
El niño que esta aburrido genera motivaciones en busca de cosas nuevas para entretenerse, como dibujar, pintar, leer, crear (muchas cajas de zapatos terminan siendo formidables castillos) etc.
Como podemos observar el aburrimiento es necesario en el desarrollo infantil, porque si continuamente se estimula y recrea a los niños, se están erosionando sus propios recursos para divertirse y también para que pueda contemplar la frustración que impone el estar aburrido. Un detalle que no resulta menor es que “hoy los padres tienen poca tolerancia al aburrimiento de sus hijos”. Y el problema es que sin cierta tolerancia al aburrimiento, la vida resulta mucho más aburrida y muchas veces abstracta en el mundo de los niños.
Debemos ser conscientes que estamos dañando a nuestros infantes al no permitirles nunca aburrirse, y ese daño es enorme. Como padres o adultos sepámoslo; “el aburrimiento en muchas ocasiones es un potencial de reflexión y un estímulo a la creatividad de los niños, y esto es algo que no debemos suprimir jamás”. El aburrimiento significa que no hay algo concreto que hacer en un momento determinado, pero si es una oportunidad maravillosa para potenciar la curiosidad, la alegría y la confianza. Es así como el niño va explorando y creando acciones que se entrelazan en medio de sus motivaciones, dando paso a una necesidad elemental de todos los niños, como es tener tiempo para sí, para inventar y también para aburrirse.
Para concluir debemos decir que las motivaciones y el aburrimiento en los niños tienen conexiones directas, es decir el aburrimiento puede ser incómodo pero no es perjudicial, dado que la curiosidad es parte del ser humano por naturaleza, y los momentos de aburrimiento son positivos siempre que se produzcan de manera natural, sin motivaciones externas. Cada vez que los niños demuestran aburrimiento los padres los invaden de tecnología que hacen que su hijo “haga muchas cosas a la vez” y se mantenga entretenido pero coartando ese estimulo maravilloso que genera el aburrimiento y es dar paso a la creatividad de los niños.
Fuente:
Lic. Sergio Farinelli especialista en infancia.