Hace ya 11 años en la zona de Colonia Benítez de la mano del ingeniero agrónomo Roberto Gillard, el productor Iselín Piza junto a su padre iniciaba el cultivo de frutilla en forma experimental. En campañas consecutivas se sumaron varios más de la zona de Puerto Tirol, Makallé, Lapachito y en este 2019 se incorporaron nuevos productores en General San Martín, Colonias Unidas, Colonia Elisa, Presidencia de la Plaza, Machagai, Juan José Castelli, Tres Isletas, Coronel Du Graty, San Bernardo y Villa Río Bermejito.
Un cultivo con ventajas
Orgulloso, Gillard manifiesta a NORTE Rural que el cultivo de frutilla es una alternativa altamente rentable y de efecto vidriera para quien lo lleva adelante, ya que el productor en su puesto de venta, en el reparto a sus clientes, en la feria o en el mercado concentrador mayorista, atrae a los clientes y en ocasiones eventuales puede que no comercialice este producto, pero al observar sus ofertas variadas por parte de los consumidores, seguramente venderá otras hortalizas que ofrece y de esta manera complementa su estrategia de diversificación y comercialización.
Todos los productores que se animan a comenzar con el cultivo comentan la facilidad en la comercialización y cómo los consumidores lo identifican en sus distintas comunidades. A su vez, en varios casos van a comprar a la misma chacra algunos kilos o bandejas de frutilla y al mismo tiempo les compran verduras y hortalizas en general que poseen en oferta.
“El productor que toma la determinación de iniciar el cultivo, debe asesorarse de la aptitud de suelo que posee el predio y la calidad de agua, dos recursos fundamentales a analizar antes de decidir realizar la plantación”, agrega el profesional.
Es que la planta requiere suelos livianos, franco arenosos o de textura liviana, descartando los muy pesados o con alto contenido de arcillas, que sumado a una eventual salinidad del agua disponible no permiten que el cultivo prospere eficientemente.
Potencialidad disponible
“En nuestra provincia existen variados sectores con aptitudes de suelos para llevar adelante el cultivo y productores que desarrollan la horticultura que lo pueden adoptar, sumado a un mercado exigente y en crecimiento hacia productos de calidad”, detalla Gillard. Así, asegura que el Chaco tiene una gran variabilidad de calidad de suelos, que no determinan falta de condiciones para que el cultivo pueda desarrollarse en forma adecuada: “Simplemente es cuestión de evaluar responsablemente la calidad en cada caso particular sobre la condiciones de suelos y agua disponible”, concluye.
Con la experiencia que ya se tiene, el rendimiento mínimo que se debe obtener para que el cultivo sea rentable es de 800 gramos por planta, con un máximo que se pudo obtener de 1200 gramos por plantas. La densidad de plantación son 50.000 plantas por hectárea, plantadas en camellones en doble hileras con una separación de 30 centímetros entre ellas.
Esto determina un rendimiento estimativo de 40.000 kilogramos por hectárea, dependiendo valores superiores que están sujetos al manejo del cultivo que adquiere el productor con la continuidad en la producción.
El cultivo gana territorio
Se inició ya hace 11 años en Colonia Benítez con la familia Piza y Gabriel Dellamea. Luego se extendió en localidades vecinas como Puerto Tirol con Alfredo Bobis; Makallé con María Martínez y actualmente Gustavo Fortín; en el Gran Resistencia, Cristian Colussi, junto a Mauro Benítez, Cacho Godoy,; y Lapachito con Jorge Aguerreberry.
En el presente año ya se incorporaron productores de General José de San Martín, como Edelmiro Gómez, Antonio Guggisberg, Reinaldo Ocampo; Colonia Elisa, con Miguel Franzolini; Colonias Unidas en la Escuela de la Familia Agrícola; Juan José Castelli con Rubén Leffler; Tres Isletas con Daniel Ramírez; Coronel Du Graty con Mauro Mitieff, también se sumaron en Presidencia de la Plaza Juan Diluca y en Machagai Luis Billa, Carlos Catori y en Fontana Castillo y Portel.
Fuente norte