Para tener una idea del panorama general, a horas de las PASO la calificadora S&P había destacado que las principales empresas con bonos que vencían este año eran YPF (“B”) con u$s1.000 millones; Telecom (“B+”) con u$s500 millones; Compañía General de Combustibles(“B-”) con u$s300 millones; Pan American Energy (no calificado) con u$s333 millones; Mastellone (no calificado) con u$s200 millones y Transener (“B”) con u$s100 millones. Era, sin duda, otro contexto. Vale recordar que en julio pasado, previo a las PASO, las empresas aún podían recurrir al mercado de capitales colocando bonos al 8% y 9% anual, como hizo YPF (u$s500 millones); Telecom (u$s400 millones) y Pampa Energía(u$s300 millones). “La tendencia podría continuar en agosto y septiembre si el mercado percibe una mayor probabilidad de continuidad de las políticas”, señalaba en ese entonces S&P. El resto es historia.
Respecto a los riesgos de refinanciación de la deuda corporativa, la calificadora sostenía que las necesidades eran manejables para las corporaciones hasta 2024, con vencimientos anuales que van desde u$s1.300 millones hasta u$s2.500 millones, lo que es menos dramático con relación al apogeo de emisiones 2016-2017. Sin embargo, ponía reparos si las condiciones económicas empeorasen, así el mercado podría volverse más restringido, lo que desafiaría en particular a aquellas corporaciones que necesitan refinanciar en 2021 cuando vencen u$s2.500 millones en bonos internacionales. El talón de Aquiles es la exposición cambiaria, “un riesgo generalizado para las empresas argentinas que se podría convertir en una amenaza real si el peso se deprecia aún más”, decía S&P. De acuerdo con datos del BIS, el promedio de deuda en moneda extranjera con respecto a la deuda total era del 76% a marzo pasado, lo que resulta muy elevado en comparación con el 38% en Brasil, 36% en Chile y 71% en México.