Descubrieron en San Juan el dinosaurio gigante más antiguo de que se tenga registro

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Un día de 2015, mientras el equipo de paleontología del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de San Juan se encontraba haciendo su campaña anual en la zona de Balde de Leyes, Diego Abelín, uno de los técnicos, dio la señal de alerta: había encontrado unos huesos muy grandes.

«Diego es un técnico que siempre encuentra cosas buenas –cuenta desde San Juan Cecilia Apaldetti, paleontóloga del Conicet que integra el equipo del Museo–. Creyó que había encontrado huesos de vaca, pero un poco en broma se puso a gritar: ‘Encontré un dinosaurio gigante’. Cuando nos acercamos nos llevamos una sorpresa enorme, porque no esperábamos dar con fósiles tan grandes en estos niveles de rocas del Triásico (muy antiguas). Pusimos una cámara fija y empezamos a sacar fotos; nos imaginamos que iba a ser algo trascendente».

Lo que habían encontrado Abelín, Apaldetti, Ricardo Martínez y colegas eran en realidad los restos de dos especímenes de una nueva especie de dinosaurios herbívoros de 205 millones de años de antigüedad. Dado que se creía que el fenómeno del gigantismo había comenzado hace unos 180 millones de años, el hallazgo de Ingentia prima (la «primera inmensa», en latín), como los o las nombraron, lleva a revisar las teorías sobre el gigantismo de los «lagartos terribles».

«Los primeros dinosaurios aparecen en el Triásico, hace unos 233 millones de años, pero al comienzo su tamaño era relativamente pequeño –explica Martín Ezcurra, investigador del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales, que no participó en el estudio–. La mayoría medía unos dos metros de largo. Recién en el Jurásico tardío y en el Cretácico llegaron a medir hasta 40 metros y a pesar hasta 70 toneladas».

Los ejemplares desenterrados en San Juan, y cuya descripción se publica hoy con la firma de Apaldetti como primera autora, Martínez, Ignacio Cerda, Diego Pol y Oscar Alcober en la revista Nature Ecology & Evolution, pertenecen a la familia de los saurópodos, medían unos ocho metros de largo y pesaban casi 10 toneladas. Es decir, que tenían tres veces el tamaño de los dinosaurios más grandes de esa época y eran algo más grandes que un elefante africano actual. Los científicos están eufóricos porque nunca se había encontrado un ejemplar tan grande de una época evolutiva tan temprana.

«Es un hallazgo muy importante, porque nos lleva a replantear cuáles fueron los pasos de la evolución para desarrollar este gigantismo tan impresionante de los dinosaurios –afirma desde París, donde se encuentra participando del Congreso Internacional de Paleontología, Diego Pol, coautor del trabajo–. Que un organismo adquiriera este tamaño descomunal es algo que ocurrió una sola vez en la historia de la vida en la Tierra. Encontrar a los primeros gigantes es vital para entender qué les permitió crecer tanto, ya que si bien desde un punto de vista ese tamaño les otorgaba una ventaja defensiva contra la predación, por otro lado les exigía una fantástica cantidad de energía para soportar su propio peso, caminar, moverse, reproducirse… Presentaba múltiples desafíos biomecánicos, ya que su cuerpo estaba sujeto a presiones muy grandes. Por eso un elefante no puede correr, porque sus huesos no lo resistirían».

Los nuevos ejemplares son unos 30 millones de años más antiguos que el más antiguo previamente conocido. Es decir, que el gigantismo ocurrió mucho antes de lo que se pensaba. Se habría dado unos diez o quince millones de años después de la aparición de los grandes saurios, aunque las razones de este fenómeno todavía siguen siendo un misterio.

 

Fuente: La Nación