En una emotiva y dura jornada, con declaraciones de descendientes de sobrevivientes de la Masacre, este martes 3, en Machagai, se realizó la cuarta ronda de audiencias orales y públicas del Juicio por la Verdad por la Masacre de Napalpí. Los testimonios brindados para este proceso de características históricas, que tiene a la Secretaría de Derechos Humanos y Géneros de la Provincia del Chaco como querellante, continuarán el próximo 10 de mayo en Buenos Aires.
El Juicio por la Verdad por la Masacre de Napalpí comenzó el pasado 19 de abril con un debate oral y público que investiga como crímenes de lesa humanidad el fusilamiento de los miembros de comunidades Qom y Moqoit, además de criollos, en 1924 en el Chaco.
La secretaria de Derechos Humanos y Géneros, Silvana Pérez, aseguró: «Esto significa de manera personal y colectiva, un encuentro de voluntades. Hay que entender que hoy los derechos humanos y la Justicia visibilizan los delitos cometidos contra los pueblos originarios y sin dudas marca para la provincia del Chaco, la Argentina y toda Latinoamérica, un camino hacia una justicia, hacia un modo de Estado y de políticas públicas diferente«.
Durante la jornada de este martes, prestaron declaración los descendientes de sobrevivientes de la Masacre, Matilde y Salustiano Romualdo, Sabino Irigoyen, Cristina Gómez, Lucia Pereira, Cristian Enríquez y Guillermo Ortega. También se oyeron los relatos de los investigadores indígenas Qom y Moqoit, Raúl Fernández, Raquel Esquivel, Gustavo Gómez, Viviana Notagay, Juan Carlos Martínez y Florencio Ruiz; quienes a través de su trabajo reconstruyeron cómo funcionó la reducción Napalpí, el contexto histórico de la masacre y de otros hechos similares.
Los testimonios brindados por las víctimas indirectas coincidieron en la recreación de lo sucedido en la Reducción Aborigen de Napalpí -hoy llamada Colonia Aborigen-, a unos 150 kilómetros de Resistencia. Es importante recordar que las reducciones eran sitios creados por el Estado para concentrar a las poblaciones indígenas y poder explotarlas como mano de obra barata.
Los testigos relataron como, cuando sus familiares y demás integrantes de las comunidades Qom y Moqoit, decidieron declararse en huelga para reclamar un mejor pago salarial o la posibilidad de salir del territorio para trabajar en otros lugares, el por entonces gobernador chaqueño, Fernando Centeno, envió a las fuerzas de seguridad a reprimirlos, lo que derivó en un etnocidio. Así mismo narraron cómo la masacre no fue un hecho de un día, sino que, tras el fusilamiento, los sobrevivientes fueron perseguidos y «cazados» en los montes y los heridos fueron asesinados a machetazos.
TESTIMONIOS
Sabino Irigoyen, hijo de Melitona Enrique ultima sobreviviente de la masacre y a quien el gobernador Jorge Capitanich pidió perdón en nombre del Estado chaqueño por lo sucedido en Napalpí, solicitó prestar declaración en su lengua aborigen a fin de poder contar «de todo en cuanto me conto mi anciana madre». Fue así que, con la ayuda de su hermano, quien ofició de traductor, Irigoyen narró que ya en los días previos de la masacre se sabía que había un plan para exterminarlos debido a las molestias que generaban los reclamos laborales.
En este sentido describió a las tareas madereras que realizan en la Reducción como «bastante forzado, con mucho sacrificio, como esclavizados, por el hecho de que ni bien aclaraba el día empezaban y así hasta la puesta del sol». A esto, agregó: «Ellos cortaban leñas para el funcionamiento de los trenes de carga, pero lo que les pagaban era un muy bajo precio, no les alcanzaba para nada, una familia de cuatro o cinco no les alcanzaba ni para comprar sus ropas así que decidieron hacer un reclamo».
Lucia Pereira, por su parte, transmitió lo que su padre le había contado y aseguró que el reclamo se dio ya que «no podían irse a otro lado a trabajar. Les hacían trabajar por un plato de comida, los obligaban los patrones que les hacían cortar la madera. No tenían nada, se curaban con yuyos que se ponían en las heridas si se lastimaban». «Las mujeres eran tratadas muy mal», aseguró.
Pereira explicó también que quienes lograron sobrevivir debieron esconderse de las autoridades que buscaban eliminar todo indicio de lo que habían hecho, para poder negar lo ocurrido: «Mi mamá no quería que yo hable Qom, porque tenía miedo de que si escuchaban que hablábamos así nos iban querer matar. A mí no me enseñaron nada en su idioma», señaló.
Al hacer referencia a los hechos específicos del 19 de julio de 1924, Pereira expuso: «Mi papá me dijo que ellos llegaron y nosotros fuimos sorprendidos. El día de la masacre el ejército llegó, hizo el descargue, y eso… empezaron a disparar y los demás a correr, a disparar al monte. Mi papá vivió 30 días en el monte, cuando estaba por irse monte más adentro cuando lo descubrieron y le dispararon en el hombro y él siguió escondido así, con la bala ahí. Siempre me decía mi papá, que él pidió que alguien agarre una gillete y le saque la bala porque se veía sobre su piel pero nadie se animó a cortarlo, no se le podía sacar, mira si le cortábamos un nervio y no dejaba de sangrar».
«Una cantidad de gente murió señor juez, chicos, mujeres embarazadas, gritaban las mujeres: ‘No me maten mis hijos, no me maten mis hijas, no maten a mi marido, no maten a mi madre’. Un solo griterío, pero le metralleaban nomás», rememoró.
Así mismo, en consonancia con lo relatado por Irigoyen, Pereira subrayó que en los días previos fueron alertados por rumores, ya que pobladores de localidades cercanas les habían dicho que «el ejército va a ir y los va a matar a todos». «Mi papá me contó que el cacique realmente creyó que era mentira, que los querían asustar para que sufran el doble de lo que ya estaban sufriendo, pero llegó el día… Y no había más que disparos».
«Nuestro pueblo no es cobarde, nos hicieron así. Queremos igualdad y que nunca más sobrevuele la avioneta sobre nuestros pueblos», exigió a su turno el investigador indígena, Raúl Fernández.
Raquel Esquivel, integrante de la Fundación Napalpí e investigadora Qom, se refirió a la gran pérdida cultural que trajo consigo este etnocidio y las consecuencias colaterales que sufre hoy la población: «El dolor y el miedo todavía se siente en nuestra comunidad. Mi abuela habla Qom pero mi mamá y yo no. No nos enseñaron nuestra propia lengua para protegernos, porque hablar Qom era peligroso».
PRÓXIMAS JORNADAS
Esta audiencia, al igual que sucederá en las siguientes, contó con el acompañamiento de comunidades indígenas y agrupaciones de Derechos Humanos y público en general, convirtiéndose en un hecho histórico para toda la sociedad. También, estudiantes de diferentes instituciones educativas de la provincia, fueron partícipes de este proceso judicial.
El Juicio por la Verdad por la Masacre de Napalpí, el primero en el país en juzgar un etnocidio como crímenes de lesa humanidad, es posible gracias a la articulación de la lucha de las comunidades indígenas, las organizaciones comunitarias, las organizaciones de derechos humanos, la investigación de historiadores como Juan Chico, la Fundación Napalpí, la voluntad y trabajo de la Justicia Federal y una decisión política del Estado provincial de estar a la altura de las circunstancias para dar el acompañamiento merecido.
Las próximas dos audiencias están previstas que se realicen en el Centro Cultural Haroldo Conti ubicado en el espacio por la Memoria ex Esma en la ciudad de Buenos Aires. Esos días declararán, el 10 de mayo, los investigadores Marcelo Musante, Nicolás Iñigo Carrera, Jorge Ubertalli, Lena Dávila, Alejandro Covello, Alejandra Aragón y Eva Nazar Gaulo. Mientras que el 11 de ese mes será el turno de Silvina Turner, Valeria Mapelman, Carlos Salamanca, Héctor Trinchero, Mariano Nagy, Diana Lenton y Eugenio Zaffaroni. El 19 de mayo serán los Alegatos de la Fiscalía y las Querellas en la Casa de las Culturas de Resistencia Chaco.
Tal y como sucedió en las jornadas anteriores por iniciativa de la Secretaría de Derechos Humanos y Géneros, quienes así lo deseen quedan invitados y podrán seguir la transmisión en vivo de las audiencias a partir de las 8, a través de la cuenta oficial de Youtube de Chaco Gobierno de Todos.