La intervención quedó agendada para el 23 de julio de aquel año, en la clínica Siemac, que funcionaba en Monteagudo 278. Allí el procedimiento iba a estar a cargo del cirujano Jorge Díaz García, asistido por el anestesista Héctor Fabián Meza.
Marilín, acompañada de su esposo, Sergio Funes, llegó a la institución en horas de la siesta. Se dirigió a una habitación para cambiarse de ropa y colocarse una bata quirúrgica. Luego fue llevada al quirófano. Un rato después, desde la clínica llamaron desesperadamente a un servicio de emergencias médicas. Algo había salido mal. Había que llevar cuanto antes a la paciente a un centro de mayor complejidad.
ESPERA Y DENUNCIAS
Lo que sucedió, aparentemente, fue que Marilín sufrió un paro cardiorrespiratorio mientras se llevaba a cabo la lipoaspiración en la zona baja de la espalda, una de las áreas que se intervienen en estos casos. La concejal estaba boca abajo, y alguien -Díaz García o Meza- advirtió que la piel de la mujer estaba adquiriendo una coloración oscura.
Entonces la giraron y comprobaron la crisis cardiorrespiratoria. Es uno de los puntos que luego cuestionaría la familia de Carballeira: el procedimiento se habría llevado a cabo sin monitoreo.
Además, el quirófano también habría carecido de un desfibrilador (para aplicar un shock eléctrico a pacientes en paro) y se denunció que Siemac ni siquiera tenía el ascensor en condiciones, por lo cual cuando llegó la ambulancia del servicio de emergencias, la funcionaria municipal tuvo que ser bajada en camilla por las escaleras (el quirófano estaba en el primer piso del edificio). Marilín fue llevada de inmediato a la clínica privada Cordis y luego al Hospital Perrando. Su estado era grave.
COMA IRREVERSIBLE
Los días pasaban y Carballeira fue sacada del coma farmacológico que se le había inducido para evitar males mayores.
Funcionarios del Ministerio de Salud alentaban la idea de que “en cualquier momento podría despertar”. No sucedió.
Crecía la sospecha de que en los minutos sin oxigenación dentro del quirófano, el daño cerebral sufrido había sido devastador.
La concejal fue trasladada a la clínica Fleni, de Capital Federal, una de las más prestigiosas en rehabilitaciones neurológicas. Pero los médicos no vieron chances de recuperación. No obstante, no descartaron la posibilidad de “un milagro”. El que esperan los seres queridos de Marilín desde hace doce años.
“La justicia dejó una deuda que siempre va a ser dolorosa”
Cada vez que atiende una requisitoria periodística por lo ocurrido con Marilín Carballeira, Sergio Funes no deja de mencionar el papel que desempeñó la justicia penal provincial en el caso.
“La justicia dejó una deuda que siempre va a ser dolorosa. Todas las demoras y los giros que se dieron yo no los puedo interpretar más que como un interés claro en que esto quedara en la nada. Y el resultado concreto fue ése: no pasó nada”, le dice a NORTE al recordar todo aquello. Funes era el esposo de Carballeira cuando ocurrió la desgracia de la clínica Siemac, el 23 de julio de 2008.
“Lo de la justicia fue tan desastroso que a veces me culpo de no haber reaccionado a tiempo, ya en la primera semana. Pero estaba sacudido por todo lo que estaba pasando con Marilín, con nuestras hijas, que eran chiquitas. Sin embago hoy veo bien que no había vocación de llevar la causa hasta las últimas consecuencias”, dice Sergio. Como ejemplo, recuerda que “el juez de garantías Carlos Alvarenga autorizó el allanamiento a la clínica Siemac recién un montón de días después de lo ocurrido”.
Funes también es crítico del rol de la entonces jueza correccional Gloria Zalazar. “Es una de las grandes responsables de que no se haya hecho justicia verdadera”. dice.
Para él, en gran medida todo fue así “porque la política se metió en el medio. Había figuras del gobierno (era la primera gestión de Jorge Capitanich en la gobernación) metidas en Siemac, y no se las quería perjudicar. Y al que me diga que no hay conexiones entre la justicia y la política, que me diga dónde está hoy Gloria Zalazar”, marca. Es la actual ministra de Seguridad del gobierno provincial
¿Qué fue del cirujano y el anestesista?
En aquel 23 de julio de 2008, María Alejandra Carballeira fue intervenida quirúrgicamente por el médico Jorge Díaz García , quien estaba acompañado del anestesista Héctor Fabián Meza .
Ambos quedaron en el ojo de la tormenta cuando la concejal salió del quirófano en grave estado y quedó -a partir de allí- en estado vegetativo.
En la justicia penal se abrió una investigación que mereció todas las sospechas y críticas por parte de la familia de Carballeira, y que quedó diluida en la nada.
En 2012, el médico Díaz García falleció, víctima de una enfermedad fulminante. Meza, en tanto, fue declarado prófugo en algún momento de la causa judicial.
Los familiares de Carballeira acusaban al tribunal interviniente de poner poco énfasis en hallarlo.
Un cirujano plástico, entrevistado en 2008 por Radio Sudamericana, de Corrientes, había contado que al encontrarse con García en una actividad profesional, éste descargó la responsabilidad de lo ocurrido en el anestesista. Pero la verdad nunca quedó clara.
Tres hijos y una nieta a la que nunca vio
Al entrar en coma, doce años atrás, Marilín Carballeira tenía tres hijos (un varón adolescente y dos niñas) y su esposo era Sergio Funes.
Su vida se repartía entre las funciones en el Concejo municipal, la militancia en el radicalismo (pasión política compartida con su marido) y la atención a su núcleo familiar.
Hoy los años pasaron para todos. El hijo mayor de la exconcejal, fruto de un primer matrimonio, tiene 30 años, y las hijas mujeres (a las que tuvo con Funes) tienen 22 y 20 años.
La mayor de ellas le dio a Marilín su primera nieta. La niña tiene dos años de edad. Carballeira está desde hace años en su casa, en una habitación acondicionada para su atención y monitoreo.
En la misma vivienda están sus hijas. Hace poco, se encendió una luz de alarma porque el kinesiólogo que la asiste dio positivo de coronavirus, pero el hisopado a la exconcejal determinó que no fue contagiada.
Fuente norte