El presidente del Centro de Industriales Panaderos del Chaco, Diego Ballesta, cuestionó la decisión del gobierno provincial de acotar el horario comercial en las actividades habilitadas a funcionar en la cuarentena, obligando al cierre a las 18. Asimismo, trazó un crudo panorama del sector que atraviesa una realidad compleja desde mucho antes de iniciarse la pandemia.
‘Estamos en desacuerdo con el achicamiento del horario de atención al público‘, expuso ayer en diálogo con NORTE, mientras aseguró que en general todo el comercio coincide con ese rechazo. ‘Hay sintonía y acuerdo basado en una realidad que se palpa y de la que todo el mundo se da cuenta, menos el gobierno‘, resaltó.
‘Hay un problema al que el gobierno no encuentra solución y para pretender hallarla toma medidas que agravarán más la situación‘, alertó el empresario, quien contó que el martes -primer día hábil en la vigencia del nuevo horario- tomó una decisión: ‘Me corté solo, actué en rebeldía. Pero hoy ya no se trata de cortarse solo porque hay mucha gente que está dispuesta a mantener abiertos sus negocios‘, enfatizó, pese a lo cual reconoció que ‘hay gente muy respetuosa de lo que digan las autoridades, público consumidor temeroso de los controles‘.
RIESGOS MÍNIMOS
El titular de la entidad panaderil aseguró que ‘en una pyme o negocio donde ingresan por día 100 o 200 personas (cumpliendo todas las normas de higiene y distanciamiento), distribuidas en horarios amplios, son mínimos los riesgos de contagio‘. Pero alertó que ‘al achicar la franja horaria, esas personas se concentrarán en pocas horas‘.
En cuanto a la sostenibilidad de los comercios del rubro, señaló que ‘las panaderías cierran de a poco hasta que terminan de morir‘. Reveló en ese orden que en avenida 25 de Mayo y calle 7 de esta capital, hace poco cerró sus puertas una tradicional panadería, y otra más en Presidencia de la Plaza. ‘Hay varias a punto de cerrar y terminarán así porque es mejor que generar deudas‘, contrastó.
“EL ANUNCIO NOS PERJUDICÓ”
Ballesta puso énfasis en señalar que el anuncio del gobierno provincial sobre el nuevo cierre comercial a las 18 perjudicó al sector porque ‘pese a tener abierto el negocio, la gente no salió‘. ‘Por eso es mejor que el gobierno mismo dé marcha atrás. De lo contrario, la gente que es más temerosa irá antes de las 18 y se va a juntar más cantidad de personas en los locales‘ alertó, planteando que el recorte del horario alienta más la aglomeración.
En tanto, el empresario lamentó que los municipios de Fontana y Barranqueras dispusieron hace tiempo el cierre comercial a las 16. ‘Eso es una locura. Sin hablar de colores políticos, no nos metemos en eso, somos laburantes. Diciendo que van a cuidar la salud y haciendo que la gente se quede en la casa, los políticos creen que el problema se solucionará, pero al contrario, vemos que se agrava‘, subrayó.
‘Normalmente trabajamos hasta las 21 o 22 en algunos casos. Pero aceptamos bajar a las 20 y diseñamos nuestra logística con los clientes, pidiéndoles que vengan antes. Todo el mundo entendió, pero si ahora achicamos de nuevo, la gente se rebela‘, concluyó.
“Hace seis meses que venimos perdiendo plata”
Al margen del daño económico generado por la pandemia y el aislamiento obligatorio, Ballesta describió que el sector desde hace más de dos años viene ‘declinando en ingresos y en rentabilidad‘. ‘Hace prácticamente seis meses que venimos perdiendo plata y generando deudas‘, afirmó.
‘Conozco la realidad de muchos colegas que se han endeudado con descubiertos en el banco y que debieron sacar créditos para tapar agujeros. A eso hay que pagarlo con rentabilidad, que no sabemos cuándo se recuperará‘, resaltó.
El empresario definió a la situación como ‘muy grave‘ y agregó: ‘Necesitamos que no se agrave más. Si no vamos a tener que salir todos a pedir la asistencia del gobierno, y es imposible que el gobierno mantenga a todo el país sin trabajar‘.
En ese sentido, pidió a las autoridades provinciales que el sector pueda trabajar con normalidad. ‘Tenemos que pensar con sensatez, haciendo que la gente vaya volviendo a trabajar‘, indicó. Así, aseguró que ‘el consumidor ha avanzado mucho en estos meses‘, en cuanto a la utilización sistemática del barbijo o tapaboca, y a la distancia social.
“Defendemos a las 500 panaderías”
Diego Ballesta estimó que en el Chaco hay alrededor de 500 panaderías funcionando, de las cuales solo 100 están asociadas al Centro de Industriales Panaderos. ‘No hay conciencia real de la importancia que significa tener una institución y que en estos momentos difíciles los representantes salgan a decir las cosas que otros no pueden decir‘, marcó.
Al reflejar la realidad del sector y de la entidad, expuso que ‘las pequeñas panaderías están renunciando a ser socias porque no pueden pagar ni siquiera una miserable cuota de 800 pesos por mes‘.
‘Hay asociados que nos mandan un cheque pagando todo el año, demostrando que es necesario apoyar a la institución. De todos modos, como Centro de Panaderos terminamos defendiendo a los 500 panaderos‘, resaltó.
Fuente norte