¿Creés que los mosquitos te atacan más a vos que a tus amigos? Bueno, al parecer no estás equivocado. Los mosquitos hembra (que son los que necesitan la sangre para producir huevos) se sienten más atraídos por algunos humanos que por otros.
Lo que no es verdad son algunos de los mitos que se conocen en torno a este tema: ellos no prefieren a las mujeres por sobre los hombres, ni tampoco a los rubios o pelirrojos por encima de quienes tienen el pelo más oscuro, y, además, el color de piel tampoco es determinante. Los aromas, el dióxido de carbono exhalado, los colores y… la cerveza, entre otros, sí son factores elegidos por ellos.
Gran parte de la humanidad siente debilidad por tomar un vaso de cerveza, pero, al parecer, no somos los únicos. Según la información que Science Insider tomó del libro “El Mosquito”, del doctor Timothy Winegard, este insecto tiene una inclinación, a la hora de elegir una presa humana, sobre aquellos que gustan de esta bebida.
¿Por qué sucede esto? Si bien el autor explica que la razón sigue siendo un misterio, se puede inferir que el consumidor se vuelve un blanco perfecto porque al ingerir alcohol el cuerpo expulsa el calor hacia afuera, hace que se expanda la temperatura corporal, lo que genera que se sientan atraídos por una superficie más caliente.
Además, la cerveza contiene sustancias (irresistibles para ellos) que estos insectos pueden oler a grandes distancias. Un estudio de la Universidad de Toyama de Medicina y Farmacia, en Japón, realizó, hace un par de años, un sencillo experimento que sostiene también esta afirmación que hace Winegard ahora.
Pero no es ese el único motivo que se desprende del libro, que es un best seller del New York Times. El grupo sanguíneo es determinante: quienes tienen el tipo 0 son picados el doble de veces que aquellos que tienen el grupo A o B. Algo que graficó muy bien Disney en la película “Bichos” de 1998, en donde un mosquito iba a la barra y pedía un “Bloody Mary, 0-positivo”.
Por otro lado, las personas que hacen deporte también son un blanco muy atacado. El exceso de ácido láctico en el cuerpo aumenta las posibilidades de ser picado, así también como una alta temperatura corporal, la transpiración y una mayor exhalación de dióxido de carbono. Todas sustancias que se potencian con la actividad física.
Las fragancias son también parte de su banquete. Los desodorantes, perfumes y jabones, entre otros aromas, son de su gusto. Y así como el olfato para ellos es fundamental, lo mismo sucede con su visión: los colores brillantes son fuente de ataque.
La higiene corporal en estos casos puede ser contraproducente: aquellos que no se lavan como corresponde y tiene un fuerte olor son menos elegidos por el insecto. Sin embargo, no sería una buena opción dejar de lado la higiene personal porque sí se sienten atraídos por la bacteria que emanan los pies “apestosos” ya que es como un afrodisíaco para ellos.
Debemos ser cuidadosos a la hora de querer alejarlos de nosotros, es algo que nos puede jugar en contra: cuando queremos que se vayan atinamos a dar golpes al aire o movernos de manera rápida y constante. Eso lo que genera es que seamos más atractivos para ellos por la cantidad de dióxido de carbono que exhalamos. Sustancia que pueden oler desde 60 metros.
Así como los tomadores de cerveza y los deportistas son proclives a recibir picaduras, las embarazadas corren con la misma (o peor) suerte. Sufren el doble de picaduras ya que respiran un 20% más de dióxido de carbono y tienen una temperatura corporal más elevada.
Más allá de todo lo expuesto más arriba, no sería acertado dejar la cerveza, la actividad física, el baño diario y los desodorantes; o excluir la ropa colorida.
Lamentablemente, el 85% de lo que nos hace «atractivos» a los mosquitos se encuentra pre establecido en nuestro circuito genético, ya sea en el grupo sanguíneo, en algún químico natural, en los niveles de dióxido de carbono, en bacterias, en el metabolismo o en el mal olor. Al fin y al cabo, los mosquitos encontrarán sangre de cualquier blanco visible.