El martes la noticia del deceso de Susana Álvarez, mamá de la niña asesinada en un hotel céntrico en 2017, conmovió a propios y extraños por las violencias que padeció.
Susana había sido maltratada física, económica y sicológicamente por su expareja y padre de cuatro chicos en Santa Fe. Desde allí huyó hacia nuestra provincia para empezar desde cero trabajando como empleada doméstica y viviendo en un asentamiento con lo justo.
Capturas de algunos de los espacios donde se reprodujo la historia
El padre de los chicos los encontró y después de varias agresiones a Susana, los vecinos llamaron a la Línea 137, servicio telefónico de atención a las violencias que también acompañó una medida de restricción de acercamiento, entre otros apoyos.
La escultora Tati Cabral y la activista popular Charo Alcire fueron algunas de las fuentes consultadas en una producción colaborativa compuesta por cinco periodistas: Luciana Mignoli, Laura Guarinoni, María Florencia Alcaraz, Sandra Míguez y Laura Salomé Canteros.
Mientras que la sicóloga Silvana Pérez, del Centro de Asistencia de Víctimas de Violencia de Género, y Sofía Benítez, de la Línea 137, contribuyeron a contar la historia que escribió Laura Guarinoni para Minutouno.com.
El capítulo más difícil para la familia compuesta por la mujer y sus hijos (incluido uno de un matrimonio anterior) sobrevino con el femicidio de Giuliana, de tan solo 13 años. A la niña la mató el policía Adrián Sánchez, que la había contactó por Facebook y se suicidó en la misma habitación del hotel Alfil. Pocas semanas el dolor de la familia se acentuó con el suicidio de Nicolás Álvarez, de 17 años.
Con el deceso de la madre de los chicos, producto de un deterioro en su salud y falta de tratamiento adecuado, el acento está puesto en la preocupación por el futuro de sus hijos de 10 y 14 años. En particular por la historia de abandono del padre que describen allegados al caso y por los cuidados de los que se vino ocupando Agustín, el hermano por parte de madre y que hoy tiene 21 años.
Fuente norte
