Un presunto nuevo caso de abuso de autoridad policial se produjo en Resistencia, ratificando que algunos integrantes de la fuerza no saben diferenciar lo que es prevención e intervención. Quizás aburridos, quizás por obedecer demás las órdenes o, se espera que no, obnubilados por el consumo de alguna sustancia alucinógena, lo cierto es que los efectivos volvieron a someter a civiles inocentes.
El último episodio fue el miércoles cerca de las 17.30 en el sector del parque intercultural 2 de Febrero y de nuevo tuvo como víctimas a basquetbolistas, al igual que el año pasado, en un caso pretendió ser escondido por las autoridades.
La víctima fue un joven jugador de 20 años, de apellido Argüello, quien decidió descansar un poco de los partidos de básquet que estaba desarrollando con sus amigos en la cancha ubicada detrás de la pista de atletismo y se fue a comprar torta parrilla cerca de allí.
Al regresar, según dijeron sus familiares, fue interceptado por dos policías de civil del servicio externo de la seccional Duodécima, quienes en moto recorrían la zona. El oficial Javier Romero fue el que lo cruzó en el camino, ordenando al sorprendido muchacho que le muestre su documento nacional de identidad y lo que llevaba en la mano, sin percatarse que era comida.
Argüello reaccionó como la mayoría de la gente en estos casos, preguntó qué pasaba y eso fue el motivo para que el policía tome más valor y, como es habitual, se ponga más pesado. Ante la mirada de mucha gente, entre ellos jugadores, comerciantes, arquitectos de renombre que protestaron el procedimiento, los efectivos se llevaron al muchacho, con el pretexto de averiguación de antecedentes, que en la jerga popular significa realmente darle un «castigo» por no hacer caso a lo que piden, sea o no justo.
PASEO INNECESARIO
La madre y hermanos del joven se dirigieron de inmediato a la seccional Duodécima y resulta que allí no sabían nada. Los familiares del demorado fueron junto al abogado Diego Álvarez, quien obtuvo información de que el chico fue trasladado a la División Sanidad Policial y luego a Antecedentes, donde se descubrió lo que todos sabían: nunca cayó preso por nada.
Pero este paseo llevó casi dos horas que no fueron para nada simpáticas para la víctima y sus parientes, hasta que regresó y todo quedó, casi, como una mala anécdota que fue denunciada ayer en la Fiscalía de Derechos Humanos contra el oficial Javier Romero y su acompañante, del cual no se pudo obtener datos filiatorios.
Según dijeron los oficiales de turno, al joven Argüello lo acusaron de supuesta contravención por provocar disturbios en la vía pública. No es la primera vez que informes oficiales son falsos. (Ver nota aparte)
NO FUE EL úNICO
Pero las desagradables sorpresas no terminaron allí. Durante la espera en la seccional apareció otro padre de un joven indicando la misma situación, con la diferencia de que el procedimiento fue en el Parque de la Democracia.
El año pasado, agentes del COM atacaron a dos basquetbolistas
En noviembre del año pasado hubo otro caso similar. La violenta razzia protagonizada por agentes del Cuerpo de Operaciones Motorizadas (COM), contra dos basquetbolistas que se iban a entrenar. Pero a ese accionar se sumó un nuevo capítulo: el informe policial enviado a Jefatura fue fraguado, inventando datos y dando a entender que el procedimiento fue en términos amables. Para colmo, los confundieron con «trapitos», según consta en el comunicado.
LA VOZ DEL CHACO tuvo acceso al memo interno enviado desde el COM en relación al desmedido uso de la fuerza y abuso de autoridad de parte de tres uniformados que prestan servicios en esta fuerza del orden.
Indica el documento que el hecho, suscitado alrededor de las 18.40 del 8 de noviembre de 2018 en avenida Laprida al 50, en las veredas del Superior Tribunal de Justicia (STJ), se debió durante las recorridas de prevención de ilícitos en la cuadrícula asignada por la superioridad, que abarca las avenidas Sarmiento, Paraguay e Italia.
Según este informe, dos efectivos motorizados, uno de ellos identificado como Fernando Correa, recibieron el reclamo de una mujer anónima, quien señaló que en la Plazoleta de los Niños, ubicada a pocos metros del edificio del STJ, sobre la Laprida, había unos jóvenes fumando marihuana (SIC).
Siguiendo esta declaración y siempre lo que señala el informe interno, se dirigieron hasta el sector y llegó la primera mentira: dicen que vieron a dos jóvenes, robustos, uno muy alto, que estaban sentados en el muro y que al ver a los efectivos, decidieron levantarse y caminar. La verdad es que ambos muchachos, jugadores de básquet del Club San Fernando, estaban caminando hacia la entidad deportiva y se sorprendieron por la irrupción de estos energúmenos que, con total desparpajo, los interceptaron en la vereda atravesando sus motos, identificadas como HT-164 y XR-226.
MÁS VERSOS
Continuando con el tergiversado informe, se hace mención que «amablemente les explicaron el motivo del procedimiento, haciendo mención a que una señora había denunciado la presencia de jóvenes fumando marihuana en la plazoleta aledaña». Lejos de la verdad, lo cierto es que el agente Fernando Correa dijo directamente que era un dispositivo de rutina y que debían exhibir el contenido de las mochilas. Uno de los deportistas, asustado, preguntó por qué debía hacerlo si no había cometido ningún ilícito, lo que provocó la violencia.
Pero ese bendito comunicado dice lo contrario que «ambos accedieron y se registraron ambas mochilas, encontrando prendas deportivas, arribando el cabo primero Walter Aguilera, a bordo del móvil PT-284, que colaboró en la requisa, permitiendo que sigan su camino, todo en un marco de amabilidad».
Si bien no es sorpresa que informes oficiales sean inventados para cubrir cosas, lo de este caso supera la imaginación: es que tanto Correa como Aguilera sometieron a ambos jóvenes, a uno de ellos lo arrojaron contra la pared y al otro amenazaron con detenerlo por osar protestar.
Fuente la voz del chaco