María Luz Baravalle era Licenciada en Filosofía, tenía 28 años y trabajaba como auxiliar de la cátedra de Introducción al Conocimiento Científico de la Universidad Nacional del Nordeste. Sin embargo, decidió poner fin a su vida el viernes por la tarde generando una gran conmoción en todas las personas que la conocían. La noticia, causó una automática reacción en las redes sociales y allí, salió a la luz la realidad con la que convivía hacía, al menos, dos años. “No cuenten otra historia, a Luz la mataron cuando le dieron la espalda las mismas que decían luchar por nosotras” compartió en su Facebook Paula Gialdroni, amiga de María Luz y con ella, amigos, allegados y familiares se sumaron con comentarios asentando esta posición y agregando datos que estremecieron.
En tiempos de lucha feminista, la situación que relata que vivió María Luz es, al menos, difícil de entender. Según la publicación de la joven Paula Gialdroni, a la joven profesora “la escracharon por violenta con saña injustificadamente, le cerraron espacios feministas, laborales, culturales y personales. Cada vez que nos veíamos, intentábamos pensar una alternativa para vivir en paz su vida, haciendo lo que cualquiera hace sin ser acosada. Luz no sólo fue mandada a una hoguera en la cual deberíamos estar todos sino que le soltaron la mano, la despojaron de su dignidad, la señalaron, la excluyeron, la echaron públicamente de lugares sin fundamentos, le impidieron laburar en paz y la condenaron perversamente”.
Este tipo de feminismo, considerado como “Punitivista” porque genera un juicio público y social sobre alguien que cometió un “crimen” sin una sentencia firme o porque simplemente se realiza una acción de prejuzgar, había “encasillado” a María Luz bajo la etiqueta de alguien que, según sus más íntimos amigos y allegados, no era en absoluto. “Estaba llena de proyectos, ideas y un corazón con verdadera sororidad, compañerismo, sinceridad y aguante que jamás conocieron porque prefirieron aleccionarla con no sé qué `feministometro´ que tanto les gusta ostentar”sostiene en su comentario de activista Paula Gialdroni.
Pese a que es imposible saber con certeza científica que María Luz Baravalle tomó la drástica decisión de quitarse la vida sólo por estos hostigamientos, Diario21.tv pudo conocer, en voz de una de sus mejores amigas, que la joven se encontraba bajo tratamiento profesional por estas situaciones que hicieron de su vida, una constante lucha por intentar ser aceptada.
“A luz la mató el ego de otras, el abandono, la condena injusta y la puta sororidad que las re mil parió. Una gran compañera en todas, una gran amiga y persona. Que Dios o lo que sea las perdone porque yo todavía no podré” cierra en su perfil de Facebook Paula Gialdroni, exponiendo que, dentro del mismo feminismo, hay comportamientos que se contrastan respecto a los principios básicos que el movimiento pregona.
“El Feminismo `Punitivista´ puede hacer caer por tierra una gran cantidad de conquistas, es un mal sobre el que tenemos que reflexionar más”expresa la reconocida antropóloga Rita Segato, hacedora de una crítica que deja expuesta a esa ala del feminismo, que –según denuncian- no dejó de hostigar la vida de María Luz Baravalle.
Diario21.tv