La mujer de 30 años vivía en asentamiento Los Aromitos II, pero una amiga la acobijó desde que su expareja y padre del niño de 3 años, prendió fuego a la casa donde convivieron. Actualmente reside en barrio Don Santiago, pero no puede quedarse mucho tiempo más.
“El año pasado, el papá de mi bebé casi me mata, lo meten preso pero cuándo quedó en libertad vino hasta mi domicilio y prometió que iba a prender fuego la casa y perdí todas mis cosas”.
A partir de ese momento todo fue una lucha para Caballero que aún sigue sin poder hallar una solución para ella y su niño. Tiene un botón antipánico sin embargo asegura que hace poco su ex la interceptó en la avenida 9 de Julio “y me pegó como quiso”.
“Una señora que se llama Vanesa de una cooperativa me fue a ver y me prometió una vivienda y me dijo que me quedara tranquila, pero jamás apareció”, recordó, aunque el único contacto fue hace poco y por teléfono: “Me dijo que las viviendas que entregó fueron por casos de urgencia”, lamentando Caballero que el de ella no haya sido tomado con la seriedad que obliga un tema de violencia de género.
La vivienda en la que habita –además de ella y su nene- está la dueña y dos hijos, pero “por un problema de salud quiere vender la casa” y podrá quedarse hasta octubre. A contrarreloj acudió a NORTE para hacer conocer su situación –cómo tantas otras mujeres- a las que el Estado no ampara de inmediato para garantizarles un techo. Y agregó: “En Desarrollo Social me prometieron conseguirme hace un año un colchón, el único que cumplió fue el concejal (José) Barbetti que me entregó un colchón y una cama”.
Caballero recordó que “un tiempo por la violencia de género me contuvieron, pero cuándo al papá de mi nene lo liberaron estuve escondida” y precisó que al menos radicó diez denuncias, pero ahora está libre porque la Justicia le interpuso una restricción de acercamiento. Sin embargo fue agredida nuevamente cuando se lo encontró en la avenida 9 de Julio, sin saber al momento de esta entrevista si fue aprehendido.
Vanesa, miembro de una cooperativa y funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social nunca más se preocuparon en seguir el caso de Marisol, por eso resolvió acudir a este medio para recordarles que aún sigue sin casa para su niño de tres años.