Tanto las insolaciones como los golpes de calor son problemas serios, que tienen su origen en una dificultad de adaptación del organismo a una circunstancia ambiental, como es el calor extremo. Pero mientras que en la insolación existe el antecedente de una exposición prolongada al sol y se acompaña de graves alteraciones cutáneas, en el golpe de calor no es indispensable haber estado expuesto al sol y, por lo tanto, estas manifestaciones externas no se presentan, aunque sí aparecen todos los demás síntomas de la insolación.
Tanto ésta como el golpe de calor aparecen cuando los mecanismos orgánicos para regular la temperatura corporal, sobre todo la sudoración, no son capaces de contrarrestar el calor ambiental. Es lógico, por lo tanto, que ambas situaciones se den con más frecuencia en verano, en entornos cálidos y húmedos, afectando más intensamente a niños y ancianos.
En ambas entidades se pueden describir los siguientes síntomas:
·Congestión facial: Rubicundez de la zona de mejillas y frente, fundamentalmente. Cara roja y caliente.
·Cefalea: Dolor de cabeza sobre todo en la región frontal.
·Nauseas y Vómitos
·Fatiga y Calambres Musculares
·Sed Intensa y Sudoración Profusa: En algunos casos puede faltar la sudoración sobre todo en los que se ha instalado el golpe de calor con deshidratación.
·Alteración de la conciencia y Convulsiones: En etapas avanzadas sin recibir asistencia médica oportuna.
Factores de riesgo
Cualquier persona puede sufrir una insolación, aunque hay varios factores que aumentan el riesgo:
·La edad. Los bebés y los niños hasta los 4 años o los adultos mayores de 65 años son particularmente vulnerables, ya que se adaptan al calor de forma más lenta que otras personas.
·La práctica de algunos deportes durante las horas más calurosas del día, como por ejemplo correr o ir en bicicleta (ciclismo).
·La exposición repentina al sol, por ejemplo en la playa.
·La falta de aire acondicionado.
·Los fármacos. Las personas que toman ciertos medicamentos deben tener cuidado cuando hace calor, por ejemplo si toman fármacos que provocan la constricción de los vasos sanguíneos (vasoconstrictores), que regulan la presión sanguínea bloqueando la adrenalina (beta bloqueadores), que liberan el cuerpo de sodio y agua (diuréticos) o que reducen los síntomas psiquiátricos (antidepresivos o antipsicóticos).
·Algunas enfermedades. Algunas enfermedades crónicas, como las enfermedades cardíacas y pulmonares, la obesidad, un estilo de vida sedentario o un golpe de calor precedente, pueden aumentar el riesgo de sufrir este trastorno.
RECORDAR QUE EL TIEMPO DE INSTALACIÓN DEL GOLPE DE CALOR E INSOLACIÓN VA A DEPENDER DE CADA ORGANISMO, SU ESTADO DE HIDRATACIÓN PREVIA Y EL HORARIO DE EXPOSICIÓN AL SOL.
ATENCION DEL PACIENTE – PRIMEROS AUXILIOS:
La deshidratación leve y moderada se puede tratar por vía oral, teniendo en cuenta:
Trasladar al paciente a un lugar de sombra, fresco y ventilado.
·Colocarlo en posición semisentada,
·Hidratarlo dándole de beber pequeños sorbos de agua fresca, si se cuenta con sales de rehidratación oral de la OMS, es preferible su administración, a un volumen de 20ml/kg de peso en 20 a 30 minutos.
·Derivación para observación médica.
·La deshidratación grave ( muy sintomática ) requiere siempre derivación para evaluación, control y tratamiento por guardia hospitalaria.
ERRORES MÁS COMUNES:
·Mojarse la cabeza y luego aplicarse un gorro mojado: Esto disminuye la posibilidad del organismo de eliminar calor por la cabeza, por el aumento de la humedad local y conduce al desarrollo del golpe de calor.
·Tomar agua solo cuando aparece la sed: El organismo siente sed cuando ya lleva entre 20 y 30 minutos de deshidratado, por lo cual se debe tomar líquido 30 minutos antes de empezar la actividad física y cada 20 minutos durante la misma. Las bebidas “colas”son poco eficaces para la hidratación.
·La práctica de natación (entrenamiento o recreativa) también puede conducir a la deshidratación: El organismo humano requiere consumir agua para hidratarse, no se hidrata por absorción periférica (no somos una esponja), por lo tanto los criterios de hidratación son similares a los de otras prácticas deportivas.
Finalmente el doctor Obeid concluye con que más vale prevenir. La prevención es el arma más eficaz para luchar contra la insolación y el golpe de calor. Para ello, en verano la ropa ha de ser ligera y transpirable. Además no debemos olvidar protegernos del sol con un sombrero y permanecer en lugares frescos y que, a ser posible, estén en penumbra. También es fundamental la toma frecuente de agua o de bebidas isotónicas para mantener un buen estado de hidratación.