Secretos en el calabozo: policías chaqueños mantuvieron relaciones y uno terminó con el ano roto

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A primera hora del sábado pasado, ocurrió en la capital del Chaco un hecho de gran impacto en la comunidad, que marcará la historia de la Policía de la provincia.

Se trata de un episodio protagonizado por Andrés y Gabriel. ¿Pareja? No se sabe, y si lo fuera, no sería cuestionable en una sociedad donde el matrimonio igualitario está aceptado por la Ley 26.618, sancionada en 2010. Sí cabe objetar los pormenores de este hecho, que no van en línea con el “fundamento institucional” que se apoya en normas y reglamentos que actualmente rigen para el personal policial del Chaco, según hace poco lo indicaba en un memorando el jefe de la fuerza, Ariel Acuña, cuando tomó medidas por los tatuajes en los cuerpos de los uniformados.

Este caso puntual tuvo lugar el sábado 20 a las 12.40 cuando el móvil PT. 183 de la Comisaría Tercera de Resistencia tuvo que trasladar a un colega hasta el Hospital Perrando. El cabo primero de la Policía del Chaco, Andrés Abalos, con domicilio en la calle Gardel, estaba descompensado.

Abalos, quien presta servicio en la comisaría Séptima de Villa Libertad, ingresó a la institución de salud de referencia en la provincia porque “sufrió una descompensación” en avenida Alvear 855 de esta ciudad, donde fue examinado por la galena que estaba de turno, señala la información a la que accedió NOVA. En simultáneo, las fuerzas policiales iniciaron una investigación interna para determinar qué había pasado.

La doctora que lo atendió le diagnosticó “Intoxicación alcohólica” y “desgarre anal”, lo cual puso en alerta a la institución policial.

La investigación que inició la Supervisión de la Zona XXIV Metropolitana recibió el dato de que Andrés habría tenido relaciones sexuales con el cabo primero Gabriel Bertini.

De la situación se informó al 911, a las comisarías Tercera y Séptima, a la Supervisión de Zona y seguramente también a las máximas autoridades.

A pesar de que se hizo lo posible para que no salga a la luz, este caso es demasiado impactante, ya que no respeta el espíritu de la fuerza policial: dar el ejemplo de conducta a la sociedad que los agentes deben proteger.

La intoxicación alcohólica de un cabo de la Policía es una conducta ilógica y contradice los valores que se le imparte a los uniformados en el momento en que se los capacita para que sean parte de las fuerzas de seguridad del Chaco. Como groseramente se dice: “… puertas adentro, cada quien hace de su culo un pito… ”, pero puertas afuera, la buena conducta y el decoro se deben respetar.

Fuente .Nova Chaco