Walter «El chaqueño» Monzón, el inesperado protagonista de una historia de coraje y heroísmo en un río de Concepción, en Tucumán. «Era una criatura, maestro»… Esa fue la primera respuesta de Walter Monzón, conocido por todos como el «Chaqueño» en Concepción, la ciudad que queda a unos 70 kilómetros de San Miguel de Tucumán, cuando le preguntaron si se daba cuenta que lo que acababa de hacer era un acto de heroísmo total.
Walter volvía de trabajar con su bordeadora por el puente que está sobre el río Gastona, en su ciudad, y escuchó los gritos desesperados de un grupito de nenas. Miró hacia el agua y vio una remera rosa. «Dejé la máquina en la ruta y salté del puente. Caí en la arena y corrí para poder sacarla. Habrá tenido 7 u 8 años, más no. Tenía la mitad del cuerpo en el agua. Si no llegaba tal vez la corriente se la llevaba», contó este hombre de 30 años que hace changas para sobrevivir y que se arrojó desde 12 metros -como si fuese saltar desde un cuarto piso- al agua el jueves a la mañana, alrededor de las 9.30.
Quien rescató su valentía y viralizó su historia desde su Facebook fue Natalio Danzo, un transportista cordobés que justo pasaba por ahí con su camioneta y vio todo lo ocurrido. «Iba cruzando el puente y vi una bordeadora abandonada. Lo veo a Walter tirarse del puente. Pensé que era una persona que se quería suicidar. Cuando veo hacia abajo y veo una remera rosa. De golpe lo veo a Walter saliendo del agua cargando a la nena, estaba asustada todavía», cuenta Danzo. «Sos un héroe, ¿cómo te vas a tirar así?», le preguntó Danzo a Monzón… «Era una criatura, maestro», respondió sin dudar el Chaqueño. La chica tiene siete años y estaba cruzando el puente junto a sus dos hermanas de 11 y 9, cuando cayó por un hueco en el hormigón de la pasarela para peatones.
Luego de rescatarla, con alguna lastimadura, Natalio y Walter intentaron llevarla al hospital, pero las hermanas se negaron y prefirieron volver a su casa con su madre. A partir de ese momento la historia se viralizó.
El muro de Danzo en Facebook «explotó»: su posteo fue compartido por más de 41.000 usuarios de esa red social y llegaron miles de mensajes de distintos lugares del país, y hasta del exterior. En un rato, la tranquila rutina del changarín cambió.
Lo primero que ocurrió fue que Danzo le regaló algo que Monzón no tenía y resulta clave para su trabajo: un celular. Desde entonces no deja de atender llamados de gente que lo felicita y le ofrece cortar el pasto, bordear cercas u otras cosas de mantenimiento de casas. «Mi hijo me está enseñando. Más que nada me importa saber atender las llamadas y el WhatsApp», aclara el «Chaqueño». Y sigue contando entusiasmado: «El teléfono no para de sonarme desde ayer a la tarde. Estuve tapado de trabajo gracias a Dios. No entendía nada hasta que a la noche mi hijo me explicó todas las cosas que decía la gente sobre mi ayuda a la criatura. Ponga que todo es gracias al cordobés», le pidió Monzón a medios locales, en referencia a lo que Danzo hizo. «Dios me puso ahí para que ayudara a la niña», le cuenta Monzón a eltucumano.com.
«Caí y me golpeé la rodilla, que la tengo mal: me rompí los ligamentos y tengo un quiste. Pero no me puedo operar, vale como dos mil pesos una resonancia. Es plata». Luego, recibió uno de los primeros gestos de agradecimiento: un enfermero de Concepción lo llamó para que le cortara el pasto, le vio el golpe y le puso dexametasona. «Ahora estoy sin dolor. Por suerte estoy tapado de trabajo y quiero aprovechar porque mañana (por hoy) cumple años Antonella, mi nena de 8 años. Le voy a hacer unas pizzas caseras, me doy maña en la cocina».
Walter es padre de tres hijos: Walter Alejandro (12), Antonella (8) y Chiara (3). «Cuando la vi caer a la nena al río, pensé en mi Antonella», sostuvo. En las últimas horas mucha gente le donó ropa y cosas para la casa, pero lo que él quiere hacer es trabajar: «Cobro 200 pesos por un terreno de 30 x 90. O lo que la gente pueda, le hago precio porque lo más importante es conseguir el trabajo. Antes tenía un carro para trasladarme, pero me lo robaron. Me gustaría tener una bici, pero no me quejo. Si ayer no andaba a pie, en una de esas me pasaba de largo y no veía a la chiquita», dice simplificando su accionar, tan heroico como digno de imitar.
Fuente: Clarín