Antes de dar sus primeros pasos, Josefina Montoya (el nombre fue modificado para preservar su privacidad) ya superaba los 250\u00a0likes.<\/i>Un recuerdo de sus veranos luciendo su traje de ba\u00f1o de lunares rojos. Otro con su guardapolvo nuevo en su primer d\u00eda de jard\u00edn. Una ancha sonrisa dejando al descubierto sus dientes de leche llenos de chocolate. Estas son algunas de las tantas im\u00e1genes que su madre comparti\u00f3 de sus primeros a\u00f1os de vida a trav\u00e9s de las redes sociales. \u00abCuando quise registrar el momento en que soplaba las velitas de su noveno cumplea\u00f1os, Jose me dijo que no le tomemos m\u00e1s fotos de todo lo que hac\u00eda. Dej\u00e9 de hacerlo porque me pareci\u00f3 importante respetarla\u00bb, explica M\u00f3nica Gonz\u00e1les, su madre.<\/p>\n
La reconocida peluquera Ale Lamensa tambi\u00e9n public\u00f3 a trav\u00e9s de su cuenta que su hija, de nueve a\u00f1s, le hab\u00eda pedido que no comparta m\u00e1s fotos ni videos de ella. Las im\u00e1genes de bebes\u00a0influencers<\/i>, como Mirko Wiebe -el hijo de Marley (@mirko_ok)- con m\u00e1s de cuatro millones y medio de seguidores, desbordan las redes sociales. En la era de la cultura del espect\u00e1culo, compartir la vida privada de los hijos se ha convertido en una tendencia y hasta existe un vocablo en ingles para esta pr\u00e1ctica:\u00a0sharenting.<\/p>\n Seg\u00fan un estudio elaborado por las universidades de San Francisco y Michigan, el 56% de los padres comparte informaci\u00f3n potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51% aporta datos con los que puede localiz\u00e1rseles y un 27% sube fotos directamente inapropiadas.<\/p>\n