Chile soport\u00f3 este lunes un cuarto d\u00eda de disturbios y protestas en la peor agitaci\u00f3n social desde que el pa\u00eds regres\u00f3 a la democracia a fines de la d\u00e9cada de 1980 para convertirse en el pa\u00eds m\u00e1s pr\u00f3spero de Am\u00e9rica Latina. Miles de personas se reunieron el lunes en las plazas de las ciudades chilenas, despu\u00e9s de un fin de semana marcado por soldados y polic\u00edas que se enfrentaron con manifestantes y dispararon contra saqueadores enmascarados. El peso y las acciones locales se desplomaron. Hasta el momento, 11 personas murieron y 1.500 fueron arrestadas en una ola de ataques incendiarios, saqueos y disturbios que han llevado a las ciudades a un punto muerto. El presidente, Sebasti\u00e1n Pi\u00f1era, declar\u00f3 un estado de emergencia y pidi\u00f3 al ej\u00e9rcito que restablezca el orden. Las escenas son dif\u00edciles de conciliar con la imagen del pa\u00eds como uno de los casos m\u00e1s estables de la regi\u00f3n, con una econom\u00eda digna de mostrar. Lo que comenz\u00f3 como protestas contra los aumentos de las tarifas del metro se transform\u00f3 r\u00e1pidamente en manifestaciones de descontento por la igualdad de ingresos, las pensiones, la salud y la educaci\u00f3n. \u201cEs como una olla a presi\u00f3n\u201d, asegura Claudio Fuentes, profesor de ciencia pol\u00edtica en la Universidad Diego Portales en Santiago. \u201cEsta es una serie de agendas paralelas que se han estado construyendo durante d\u00e9cadas y explotaron con el aumento de las tarifas de transporte\u201d.<\/p>\n
Si bien Pi\u00f1era retrocedi\u00f3 en el aumento de las tarifas, sus esfuerzos para combatir la violencia echaron combustible al fuego. El domingo por la noche, ten\u00eda un mensaje claro para Chile: estamos en guerra, elegimos bandos y ganaremos. No se mencion\u00f3 el di\u00e1logo. En un discurso televisado a la naci\u00f3n el domingo en la noche, el presidente elogi\u00f3 a las fuerzas de seguridad y compar\u00f3 a los manifestantes con una organizaci\u00f3n criminal. Es una t\u00e1ctica peligrosa. Detr\u00e1s de los disturbios hay una oleada mucho mayor de personas que protestan contra la econom\u00eda de libre mercado de Chile, la cual que ha producido vastas riquezas y una enorme desigualdad. Los sindicatos mineros convocaron una huelga general para el 23 de octubre y acusaron a la polic\u00eda de \u201cagresi\u00f3n brutal\u201d. \u201cEstamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable, que no respeta a nada ni a nadie, que est\u00e1 dispuesto a usar la delincuencia y la violencia sin ning\u00fan l\u00edmite, incluso cuando significa p\u00e9rdidas de vidas humanas\u201d, dijo Pi\u00f1era. Los alborotadores \u201crepresentan el mal\u201d. El general del ej\u00e9rcito Javier Iturriaga respondi\u00f3 a los comentarios del presidente diciendo \u201cno estoy en guerra con nadie\u201d. Las protestas descarrilar\u00e1n la agenda fiscal, de pensiones y de reforma laboral que hab\u00eda promovido como clave para el crecimiento, seg\u00fan Ricardo Solari, economista y exministro durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos. \u201cA partir de ahora, el gobierno de Pi\u00f1era solo se centrar\u00e1 en hacer las cosas sin problemas y abandonar\u00e1 sus reformas\u201d, asegura Solari. Saqueos e incendios de centros comerciales Las muertes fueron causadas por ataques incendiarios en un supermercado y un almac\u00e9n. Unas 70 estaciones de metro han sido da\u00f1adas, algunas casi destruidas, decenas de autobuses han sido quemados, las tiendas saqueadas y los edificios incendiados. El toque de queda no ha logrado evitar el caos, que se extendi\u00f3 a otras regiones, lo que oblig\u00f3 a Pi\u00f1era a extender el estado de emergencia. La mayor\u00eda de los negocios estuvieron cerrados y muchas compa\u00f1\u00edas alentaron a sus empleados a trabajar desde casa. Los que s\u00ed fueron a trabajar, despu\u00e9s de que el toque de queda se levant\u00f3 a las 6 de la ma\u00f1ana, se enfrentaron a un transporte p\u00fablico restringido, con soldados vigilando las entradas del metro y helic\u00f3pteros militares en lo alto. Los mercados chilenos cayeron en un volumen bajo, ya que muchos operadores se quedaron en casa, pero no alcanz\u00f3 a darse una venta de p\u00e1nico. \u201cTres supermercados en mi vecindario fueron saqueados ayer y la polic\u00eda ni siquiera apareci\u00f3\u201d, dijo David Vargas el lunes, mientras caminaba a su lugar de trabajo como t\u00e9cnico para una compa\u00f1\u00eda de tarjetas de cr\u00e9dito. \u201cEl gobierno solo se enfoca en la seguridad y est\u00e1n agregando le\u00f1a al fuego con ese lenguaje\u201d. Vargas se uni\u00f3 a otras personas golpeando ollas en las calles en d\u00edas anteriores, pero eligi\u00f3 quedarse en casa el domingo mientras sus vecinos organizaban patrullas para evitar que los saqueadores ingresen a las casas. Normalmente, sale de su casa a las 6 de la ma\u00f1ana y no llega hasta la medianoche, ya que gasta alrededor de US$3 y tres horas al d\u00eda en transporte p\u00fablico. El gobierno no est\u00e1 en contacto con la gente, dijo Vargas. \u201cParece que las cosas necesitan llegar a un punto de crisis para que seamos escuchados\u201d, dijo. Malos recuerdos Los sindicatos mineros est\u00e1n pidiendo el fin del estado de emergencia y el toque de queda, seg\u00fan un comunicado del grupo paraguas CTMIN, que representa a algunos trabajadores de la mina de cobre Los Bronces, de Anglo American Plc; Quebrada Blanca, de Teck Resources Ltd.; Los Pelambres y Zald\u00edvar, de Antofagasta Plc; entre otras. De regreso a Santiago, las patrullas militares y los veh\u00edculos blindados en las calles traen malos recuerdos de la dictadura militar que gobern\u00f3 el pa\u00eds desde 1973 hasta 1990. El toque de queda comenz\u00f3 a las 7 pm en gran parte de la capital el domingo, pero no pudo evitar otra ola de protestas y destrucci\u00f3n. El solo sistema de metro ha estimado da\u00f1os por m\u00e1s de US$300 millones, seg\u00fan el diario La Tercera. En el aeropuerto, los vuelos fueron suspendidos durante la noche, y los viajeros durmieron en las cintas transportadoras para respetar el toque de queda. }Si bien Pi\u00f1era reconoci\u00f3 el derecho de las personas a protestar y dijo que entend\u00eda algunas de sus quejas, el su mensaje en general fue profundamente intransigente. Critic\u00f3 a quienes defienden a los manifestantes, brind\u00f3 su \u201ctotal apoyo y respaldo\u201d a las fuerzas de seguridad y se comprometi\u00f3 a restablecer el orden. No us\u00f3 la palabra \u201cdi\u00e1logo\u201d ni una vez, una omisi\u00f3n que probablemente enfurezca a los miles que salieron a las calles pac\u00edficamente en todo el pa\u00eds en los \u00faltimos d\u00edas. Si bien muchos han deplorado la violencia, respaldan las demandas centrales. Al menos 22 personas resultaron heridas de gravedad durante las protestas, dijo el domingo el Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile, seg\u00fan inform\u00f3 el diario chileno El Mostrador. La organizaci\u00f3n dijo que se inform\u00f3 del uso de fuerza excesiva y de acoso sexual por parte de las fuerzas de seguridad, y se oblig\u00f3 a mujeres a que se desnudaran, seg\u00fan inform\u00f3 El Mostrador. Los manifestantes, golpeando ollas y sartenes, marcharon nuevamente en Santiago el domingo, y las fuerzas armadas intervinieron en algunos casos para dispersarlas. La mayor\u00eda de las tiendas y centros comerciales permanecieron cerrados, y los pocos establecimientos que abrieron ten\u00edan largas colas de personas comprando v\u00edveres, agua y combustible. Santiago se prepara para recibir al presidente Donald Trump y otros l\u00edderes del foro de Cooperaci\u00f3n Econ\u00f3mica Asia-Pac\u00edfico en menos de un mes.<\/p>\n
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