Se agrava la crisis en Boca Juniors: ante Instituto sumó la segunda derrota consecutiva y el equipo no aparece

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La derrota de Boca Juniors ante Instituto dejó una herida profunda en La Bombonera. No fue una caída más. Se trató de una de las tantas producciones de un equipo que nunca encontró el norte. Es la segunda caída consecutiva en La Liga Profesional (venía de sufrir con Banfield un 1-0 adverso) y la tercera en lo que va del certamen, si se tiene en cuenta la decepción que vivió el Xeneize frente a Talleres en Córdoba cuando se disputaba la tercera fecha.

Más allá del resultado, lo que preocupa en la entidad porteña es el flojo andamiaje que intenta imponer Hugo Benjamín Ibarra. El entrenador comenzó la temporada con el dolor que le provocó caer con Racing en la Supercopa Internacional que se llevó a cabo en Abu Dhabi. Un título que se fue para Avellaneda.

El triunfo por la mínima diferencia contra Atlético Tucumán en el debut del torneo doméstico no calmó las aguas, porque Boca ganó jugando mal. Un empate sin goles frente a Central Córdoba de Santiago del Estero -en el que Chiquito Romero atajó un penal- continuó con la tendencia que comenzó a calmarse cuando el combinado del Negro logró vencer a Platense (3-1) y Vélez (2-1). Además, la consagración en la Supercopa Argentina frente a Patronato sirvió para distraer a los detractores y encender una llama de esperanza.

Sin embargo, el estratega nunca logró encontrar el once ideal de un compromiso para el otro. Los cambios constantes de los intérpretes y las variantes en los sistemas tácticos confirmaron una y otra vez las dudas de un entrenador que nunca logró estar a la altura del gigante de América.

En el arco Chiquito Romero alternó con Javi García, dado que el ex Tigre fue titular en los partidos que no pertenecieron a la Liga Profesional. En la última línea pasaron Luis Advíncula, Marcelo Weigandt, Agustín Sandez, Frank Fabra, Jorge Figal y Bruno Valdez: seis nombres para cuatro puestos.

Las interrogantes más perceptibles se dieron en la zona media, ya que Ibarra jamás logró afianzar la columna vertebral. Juan Ramírez, Guillermo Pol Fernández, Óscar Romero, Esteban Rolón, Martín Payero, Cristian Medina, Equi Fernández y Alan Varela se fueron rotando con la incapacidad de generar buenas sociedades.

En tanto que en la ofensiva también hubo un recambio constante sin gestar la efectividad necesaria. El Pipa Benedetto pareciera que juega por historia y no por presente. Sebastián Villa tiene un lugar garantizado por su velocidad, pero cuando el colombiano expone un bajo nivel es difícil que salga. Luca Langoni nunca terminó de conseguir obtener la confianza del técnico; Luis Vázquez fue intermitente cuando tuvo su oportunidad; Exequiel Zeballos parecía ser una solución y se lesionó; Miguel Merentiel se muestra como el salvador cuando las papas queman y Norberto Briasco fue otro de los irregulares, más allá de que en el último tiempo mostró destellos del que fue el Huracán.

A lo dicho se suma el inconveniente de salud que atravesó Ibarra en los últimos días, cuando debió abandonar un entrenamiento en ambulancia a causa de un malestar que incluyó dolor de cabeza, mareos y una hemorragia nasal que fue difícil de cortar. “Fue un pico de presión”, indicó este domingo en conferencia de prensa.

“El paciente Hugo Ibarra ingresó a la Central de emergencias del Hospital Italiano de San Justo por un sangrado nasal de tres horas de evolución. Allí fue atendido en conjunto con el servicio de otorrinolaringología. Se identificó epistaxis nasal de origen arterial que fue controlada con un tratamiento local. El paciente se mantuvo estable desde el ingreso al hospital y se decidió su internación para el seguimiento evolutivo”, indicó el parte firmado por la dirección médica del centro ubicado frente a la Universidad de La Matanza.

Su futuro podría ser una incógnita. El malestar que manifestaron los hinchas en el Alberto J Armando luego de la caída con La Gloria fue una sentencia que Juan Román Riquelme no tendrá que ignorar. Boca se encuentra en el décimo puesto, con 11 unidades de 24 puntos posibles, y el umbral de la Copa Libertadores es la máxima preocupación en el Xeneize. Si no se establecen cambios inmediatos, difícilmente se pueda lograr el máximo objetivo del club. El próximo sábado aparece como una prueba de fuego: los auriazules jugarán ante Olimpo por la Copa Argentina.