Bajó el río Paraná en la última semana, con cambios que seguirán hasta al menos 2025

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El río Paraná continúa descendiendo en varios puertos de Entre Ríos, donde la bajante histórica comenzó en marzo de este año y provocó cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social de ciudades costeras, así como en el futuro de su flora y fauna hasta al menos 2025.

Las alturas actuales ya superaron las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual.

Ese año, el río marcó -1,40 (debajo del nivel del mar) metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).

En el noroeste entrerriano, en La Paz, el río Paraná bajó de 1,33 metros a 93 centímetros, lejos de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y de los 4,11 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2020.

En Paraná, capital provincial, el río homónimo también descendió los últimos 7 días de 68 a 26 centímetros, muy por debajo de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en noviembre (3,08 metros).

Aún así, el INA espera que oscile entre los 55 y 0 centímetros a principios de enero.

En el puerto de Diamante, más al sur de la costa entrerriana, el río mantiene un descenso desde mediados de noviembre y hoy permanece con 48 centímetros de altura, 44 centímetros menos que la semana pasada.
Así, se mantiene por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas, y el INA prevé que descienda a 88 en diciembre y 83 en enero.

En tanto, en Victoria también baja desde noviembre y permanece con 1,15 metros, por debajo de aguas bajas (2,60), de sus 3,41 registrados como promedio este mes; y el INA prevé que descienda a 0,94 en enero y a 0,91 metros en enero.

La bajante afectó la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación (donde los peces se refugian, alimentan, reproducen y crecen); produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua.

También acrecentó los problemas de incendios en las islas, ya que en otras situaciones el agua funcionaba como cortafuego natural; y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad del río de dilución de los afluentes crudos o industriales.

“Es una situación histórica particular que nos enfrentó a una situación compleja desde lo ambiental que seguirá hasta 2025, se puso en crisis la producción, tuvimos serios problemas con incendios y destruyendo el hábitat de la fauna”, dijo a Télam la secretaria de Ambiente de Entre Ríos, Daniela García.

Por eso, buscan crear un plan provincial de adaptación y mitigación del cambio climático con diferentes obras y una red de municipios que “establecerán metas de reducción”, en la gestión de afluentes para reducir los efectos de gases invernaderos pero principalmente “en la educación y prevención de daños al ambiente”.

El escaso nivel del río “sorprendió y llenó de tristeza a todos” alertó el historiador, poeta y cantautor Roberto Romani, quien explicó a Télam que hubo otros períodos de bajante pero “hoy somos conscientes de que, junto con la falta de lluvia, también es responsabilidad del ser humano”.

“Por ignorancia y desidia ensuciamos nuestro río, contaminamos sus aguas, desmontamos irresponsablemente y envenenamos su cauce”, agregó el asesor cultural del Gobierno y pidió “conocer al río para quererlo, cuidarlo, no agredirlo y defenderlo”.