Por Guido Esteban Polisena
Héctor Ramón Alegre vivió toda su vida en la localidad de la leonesa, a 70 kilómetros de resistencia. Miembro de la comunidad Qom izó una bandera argentina cada domingo, desde 1983 hasta el día de su muerte. Lo hacía en honor a su hijo Celso alegre, uno de los únicos dos soldados pertenecientes a la comunidad Qom que pelearon en Malvinas. Celso nunca volvió a casa y hoy es uno de los 112 soldados argentinos «Solo Conocido por Dios” que recuperó su identidad.
Era diciembre de 1982, la nieve ya cubría todo el territorio de las islas, cuando el gobierno británico, de la primer ministro Margaret Thatcher, ofreció al gobierno de facto, de Leopoldo Galtieri, repatriar los restos de los soldados caídos. La respuesta fue tajante: “Ellos están en nuestra patria, allí se van a quedar”.
Está claro que, en aquel diciembre y con el país todavía manejado por militares, la derrota en el conflicto bélico aun recaía, y lo haría durante muchos años después, en los hombros de los valientes soldados que fueron a defender nuestra patria.
Tras aquella negativa de los altos mandos argentinos, el gobierno británico encomendó la tarea de recoger los cuerpos y dar sepultura a todos los soldados caídos durante la guerra. Esa difícil misión recayó en el coronel ingles Jofrey Cardozo, de 32 años. “Empezamos la tarea en enero de 1983 y el 19 de febrero le dimos sepultura. Fue un trabajo muy emotivo” recuerda Cardozo y además agregó “al ver los primeros cuerpos quedé en shock. No podía creer que no tuvieran chapas identificadoras”. La decidía y el abandono de nuestros soldados, 38 años después del conflicto sigue sorprendiéndonos.
El proceso para identificar a los soldados, no fue fácil. Costó seis años de negociación entre Argentina y Gran Bretaña y tuvo que intervenir la Cruz Roja internacional hasta que en diciembre de 2016 se firmó el acuerdo.
Esto permitió que el equipo Argentino de Antropología Forense, y otros 12 profesionales de distintas nacionalidades, viajen a las islas para exhumar los restos e iniciar el trabajo de identificación. Primero tuvieron que contactar a los familiares, viajando pueblo a pueblo por todas las provincias, para armar el primer banco genético de Malvinas.
Tras comparar las muestras, en estos últimos cuatro años, lograron identificar a 112 soldados. Restan 10 combatientes que siguen siendo soldados argentinos solo conocidos por Dios.“Nunca se me fueron de la cabeza esos 122 chicos que tuve que revisar y luego sepultar sin saber quiénes eran. Siempre serán mis 122 chicos” dijo Jofrey Cardozo, el Coronel inglés que más respetó a nuestros Héroes.
El 3 de junio de 2017, Víctor Ramón Alegre murió a los 95 años, en La Leonesa, y sin saber que su hijo fue encontrado. “No creo que mi hijo esté en esas islas” repitió, una y otra vez, desde 1983 hasta ese 3 de junio, cuando la Bandera Argentina no volvió a izarse, en el patio de su casa.
FUENTE Diario21.tv