“En pueblos fumigados, el 50% de la gente se muere de cáncer”, sentenció el experto. Asimismo dio detalles del panorama que enfrentan en la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, que él coordina.
“Es una red creada para difundir, entre los médicos, personal de salud y vecinos, información científica y honesta sobre los agrotóxicos, porque vemos un grave problema: se ha instalado en base a una propaganda maliciosa que los agrotóxicos no son tóxicos, que los insecticidas que se usan ahora no son dañinos para la salud, cuando la realidad es diferente y la información científica muestra que la exposición a estos produce enfermedades muy serias en la población argentina”, sostuvo Ávila Vázquez.
En este sentido, detalló que “los datos demográficos son claros”, y reveló que en las zonas de cultivos transgénicos de soja y maíz (Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba) “han tenido modificaciones muy claras en la forma de enfermarse en estas poblaciones en los últimos 20 años y en las formas de morir porque están expuestos a estos tóxicos que les generan riesgos de enfermedades mortales, sobre todo cáncer”.
Dicha situación se repite en otras zonas, con mayores desventajas desde el punto de vista socioeconómico, que se dedican a cultivos intensivos, como madera y tabaco. “En las poblaciones rurales más pobres la situación es más grave”, dijo.
“Lo que más vemos son los problemas respiratorios. Tenemos una tasa de incidencia de asma del 12% en los niños, y en los estudios que hicimos en los pueblos fumigados el 50% de los niños tiene síntomas de asma, o usan broncodilatadores en aerosol, porque están respirando ambientes contaminados”, sentenció.
Otro de los problemas en estas poblaciones son los reproductivos ya que según detalló el especialista en estas zonas es muy frecuente la pérdida de embarazos y los abortos espontáneos. “La mayor parte de los embarazos que ellos controlan no llegan a término. Casi el 20% de las mujeres en edad reproductiva pierden embarazo en los últimos cinco años, cuando esa tasa normalmente no llega al 2%”, añadió.
Agregó que también se ve aumentada por tres la cantidad de chicos que nacen con malformaciones. “Solamente el 2%, es decir dos de cada cien nacimientos en todo el mundo históricamente, registra errores genéticos. Esa es la carga que tenemos en nuestra especie y en los mamíferos. Pero los expuestos a los agrotóxicos, ya sea humanos o animales como perros, chanchos y vacas, tienen una tasa de malformaciones que se triplica. Tenemos un 5 y 6% de niños malformados cada cien nacimientos en estas poblaciones, esto es muy grave”, apuntó.
A su vez, manifestó que en el país “el 20% de los fallecidos muere de cáncer, esto es uno de cada cinco muertes en el país”. No obstante, en el interior tenemos pueblos donde el 50% muere de cáncer, es decir, uno de cada dos fallecidos”.
“Esto no pasaba antes, empezó desde que se comenzó a fumigar”, comentó.
Y adujo que “en Argentina de cada mil personas, dos van a enfermarse o tendrán un diagnóstico de cáncer durante el año, pero en un pueblo fumigado esa cifra asciende a siete personas de cada mil”.
“Esto es muy grave e injusto porque muchos de ellos no tienen nada que ver ni se benefician con el agronegocio, y la familias de los trabajadores rurales, agrónomos y productores son los que más enfermos están”, cerró.
Logros contra agrotóxicos
El coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados destacó que la principal resistencia al uso de estos agrotóxicos en los cultivos se da a nivel municipal en los distintos pueblos del país.
“Se han logrado más de 400 ordenanzas en pueblos donde se prohíben fumigar o se logró que se retiren los depósitos de agrotóxicos y de esa manera se han visto mejorías notables”, enfatizó.
Esto, explicó Medardo Ávila Vázquez, se pudo lograr debido a la cercanía existente con las autoridades municipales y el pueblo. “Es más difícil que el agronegocio neutralice estas ordenanzas. Pero a nivel provincial, al igual a nivel nacional, se mueve mucho aporte para las campañas, entonces todo esto se suele ocultar”, opinó.
A todo esto, recordó que “en Misiones el reconocido médico Hugo Gómez Demaio investigó mucho el impacto de los agrotóxicos en la salud en la zona tabacalera de Colonia Alicia”.
“Argentina consume 500 millones de litros por año de agrotóxicos, lo que va generando una carga de exposición de doce litros por persona por año, esa sería la dosis que cada uno de nosotros tenemos asignada. Si nos vamos a enfermar o no depende de nuestra capacidad de defendernos físicamente de esta agresión y de si vivimos en la zona donde se aplican estos. Y en la zonas de cultivos intensivos de tabaco y de madera, las familias que viven ahí cerca o los trabajadores son los que más riesgo tienen”, finalizó.