Lactancia y verano: pautas y tips para transitarla de manera segura

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Todos los temas que rodean a la lactancia (tanto a la madre que amamanta como al/la bebé que lacta), están llenos de mitos; muchos de ellos no hacen ni bien ni mal, mientras que otros tienen el poder de convencernos sobre ciertas prácticas que no siempre son beneficiosas.

¿Qué cuidados tener?
La hidratación de la mujer
 que amamanta es un tema siempre, y especialmente en verano, por eso muchas veces surgen preguntas como ¿cuánta agua tiene que tomar? ¿la cantidad de agua que toma determina su producción de leche?

Amamantar puede generar sed (principalmente en los primeros meses). ¿Lo indicado? Sentarse a amamantar con líquido cercano. No esperar a que aparezca la sed.

 

Indicar tantos litros de líquido no nos parece adecuado ya que la producción de leche no depende de los líquidos ingeridos.

Es importante que la mujer que amamanta tenga una alimentación equilibrada, variada y en sintonía con la estación del momento.

Amamantar genera un gasto de energía y por lo tanto calor, por lo que es posible que los requerimientos de la madre sean mayores en verano. Evitar las bebidas azucaradas y preferir el agua y los jugos naturales.

Buscar un lugar fresco de la casa. Evitar la exposición a sol en los horarios no recomendados.

Descansar en la medida de lo posible.

Por otro lado están los cuidados de los/las bebés, que se establece según el tiempo de vida.

De 0 a 6 meses  
Los/las bebés que aún no han iniciado el proceso de incorporación de sólidos no tienen necesidad de hidratarse con agua ya que la leche con la cual se alimentan cubre todos los requerimientos.

Alimentados con leche materna: No requieren agua extra para estar bien hidratados. La leche materna contiene un 88% de agua y su osmolaridad semejante al plasma, permite al niño/a mantener un perfecto equilibrio electrolítico.