En total hubo 229 femicidios en los primeros diez meses del año. Tres de cada cuatro fueron cometidos por parejas. Una de cada cinco víctimas había hecho una denuncia previa.
Las estadísticas del Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación muestran que hubo 229 femicidios entre el 1 de enero y el 31 de octubre: un femicidio cada 32 horas. Del total de asesinatos, 44 fueron de niñas y adolescentes. Es decir que en el país cada semana es asesinada una chica que no cumplió ni 18 años. Algunas de ellas también fueron violadas.
Tres de cada cuatro femicidios fueron cometidos por parejas, ex, amantes, novios. Siete de cada diez tuvieron como escenario la vivienda compartida o fueron en la casa de las víctimas o los asesinos. La mayoría fue con evidente saña y odio: apuñaladas, estranguladas, golpeadas, ahorcadas, asfixiadas, degolladas, descuartizadas, quemadas, torturadas, tiradas al vacío, envenenadas. Por los asesinatos de estas mujeres, 122 hijas e hijos quedaron sin madre.
Al menos 42 de las víctimas (una de cada cinco) habían hecho denuncias de violencia. El Estado no respondió. «Hay fallas por parte de las instituciones involucradas en receptar y contener a las víctimas de violencia cuando realizan las denuncias, al igual que en las policías y los operadores del sector judicial. Se han presentado casos en los que el femicida había sido detenido por causas vinculadas a violencia de género y al ser liberado por la Justicia asesinó a la mujer«, dice a Clarín Juan José Böckel, subsecretario General a cargo de la Defensoría.
Las cifras del Observatorio del Defensor del Pueblo son tan elevadas como las que manejan dos organizaciones no gubernamentales. No son idénticas porque se basan en informes periodísticos. Desde el Observatorio de Femicidios de la Casa del Encuentro llevan contabilizados 251 femicidios entre el 1 de enero y el 20 de noviembre. Y que 282 hijas e hijos se quedaron sin madre. Esta asociación civil hace once años que releva femicidios. Ya sumaron 3.000 muertes.
Según el registro Nacional de Femicidios del Observatorio Ahora que sí nos ven hubo 290 femicidios en lo que va del año. El 20 por ciento de las víctimas había hecho denuncias previas que no tuvieron respuesta. Más de 200 chicos que se quedaron sin su mamá. Todos los observatorios dan cuenta de lo mismo: la mayoría de los asesinos son las parejas que matan a sus víctimas en sus propios hogares y de las maneras más brutales.
El femicidio es la consecuencia extrema de otras violencias previas: físicas, psicológicas, económicas, simbólicas. Esas violencias pueden (deben) ser denunciadas y el Estado debe actuar en consecuencia.
La Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo un informe especial sobre violencia en relaciones de pareja, con datos del primer semestre de 2019: participaron en 3.604 casos. La mayoría (62%), mujeres de entre 22 y 39 años. El 64% denunció a su ex pareja por agresiones, a convivientes (19%), cónyuges (14 %) y novios (3%). El 78% tenían hijos.
Las denuncias son por violencia psicológica (99 %), simbólica (82 %), física (63%), económica (41 %), sexual (12 %). El 41% vinculó celos de su agresor a la violencia. El informe advierte que 1.163 mujeres recibieron amenazas de muerte: 900 tenían hijos. El 57% de los agresores tenía antecedentes de violencia contra otras parejas. Más de mil de estas mujeres fueron atendidas en el servicio médico al hacer las denuncias: el 90% tenía lesiones, la mayoría en la cara. Siete de cada diez de ellas denunciaron que la violencia era diaria.
«De los 25 países con mayor tasa de femicidios en todo el mundo, 14 son de América Latina, y uno de ellos es Argentina. Cada día hay 12 femicidios en la región -dice a Clarín la Directora Regional de ONU Mujeres, María Noel Vaeza-. Tenemos que terminar con esta sociedad patriarcal que considera a las mujeres como objetos. Tiene que quedar claro el concepto de igualdad, es una noción básica de derechos humanos. Es un tema social, hemos avanzado bastante pero falta, por eso es importante que hablemos de todo esto en estos 16 días de activismo».
Los 16 Días de activismo contra la violencia de género es una campaña internacional que empieza el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y sigue hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
«Hubo avances. Hay unidades especializadas en violencia de género en todas las provincias. Hay más calificaciones de homicidios como femicidios. Este año hubo condenas emblemáticas en casos de abusos. De todas maneras falta mucho por hacer. Faltan políticas de Estado y que haya perspectiva de género en todos los ministerios. Hay muchas cuentas pendientes. Estamos lejos todavía de los estándares ideales», explica a Clarín Mariela Labozzetta, al frente de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM).
«Hubo avances pero hay muchos obstáculos. Entre los avances marcaría la reconceptualización de la violencia de género, entendida ya no como un asunto privado en el que el Estado no tiene que intervenir, sino que se ve como un tema de derechos humanos. Se desnaturalizaron situaciones de violencia, se visibilizaron prácticas que ahora aparecen como reprochables, y esto es gracias a los movimientos de mujeres, jóvenes, derechos humanos. El Estado tomó nota del clima social pero aún no llega a estar a la altura de las circunstancias», dice a Clarín Raquel Asensio, coordinadora de la Comisión sobre Temáticas de Género de la Defensoría General de la Nación.
«Es casi nulo lo que se hace para que las mujeres puedan salir de situaciones de violencia. Se les debe ofrecer una salida real, y para que ello ocurra hay que invertir en políticas públicas. Las mujeres deben poder prescindir de la dependencia económica de los agresores, tener viviendas que no sean sólo temporales o refugios que tienen que abandonar dando un salto al vacío -asegura Asensio-. Tienen que ser políticas serias. Darles capacitación, formación para que puedan reemprender un plan de vida».
La especialista se muestra particularmente preocupada por una «tendencia» de muchos juzgados de familia a dictar medidas de protección recíprocas (cuando una mujer denuncia violencia, desde el juzgado también prohíben a ellas acercarse a sus agresores): «Es una forma de invisibilizar la violencia de género, las muestran a las mujeres como violentas o como si la violencia fuera recíproca. Es una práctica que resta y deslegitima la voz de las mujeres. Da la sensación de que los operadores del sistema judicial no se toman en serio la posible situación de riesgo, y sólo reaccionan ante la gravedad de los hechos consumados, pero el desafío es prevenir esos hechos graves y poder anticipar las situaciones. Es algo que el Estado no puede dejar pasar, se deben mejorar los mecanismos de la prevención de la violencia».
Micaela García tenía 21 años, estudiaba Educación Física, militaba en el Movimiento Evita y vivía con su familia en Gualeguay. El 1 de abril de 2017 fue a bailar. Cuando volvía a su casa dos hombres la subieron de prepo a un auto. La violaron, la degollaron, la tiraron junto a una ruta, entre los pastizales. Uno de sus asesinos debía haber estado preso por haber violado a dos chicas, pero un juez le había otorgado la libertad condiciona. Si ese juez hubiera actuado distinto Micaela estaría viva, Por eso una ley lleva su nombre. La Ley Micaela obliga a las y los trabajadores de los tres poderes del Estado a capacitarse con perspectiva de género.
En los últimos diez años en Argentina hay un promedio de un femicidio cada 30 horas. Según estadísticas de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema, sólo en 2018 fueron 278. La mayoría de los asesinatos ocurren en las casas de las víctimas y son cometidos por parejas o ex.
Dónde llamar
Línea 144Atención para mujeres en situación de violencia.
Línea 137Atención a Víctimas de Violencia Familiar.